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GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

Chernomirdin viaja hoy a Belgrado para intentar que Milosevic acepte una fuerza multinacional

El incombustible Víktor Chernomirdin, recién nombrado representante especial de Rusia en los Balcanes, se estrenará hoy en Belgrado. El antiguo primer ministro ruso parte hoy hacia la capital yugoslava en una auténtica prueba de fuego para medir la capacidad de Rusia como interlocutora ante Slobodan Milosevic. Tarea difícil, con un presidente yugoslavo rotundamente opuesto a un despliegue de fuerzas multinacionales en Kosovo tras el cese de los ataques, condición irrenunciable de la OTAN. Moscú anunció ayer su boicoteo a los actos del 50º aniversario de esta organización en Washington.

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Rusia está intentando tomar de nuevo la iniciativa diplomática en el momento en que los países aliados se preparan para reforzar y alargar los bombardeos y debaten sobre el despliegue de tropas terrestres. Además del envío de Chernomirdin a Belgrado, que tal vez continúe desde allí su gira hacia otras capitales europeas, el ministro ruso de Exteriores, Ígor Ivanov, hizo público anoche, en el vespertino francés Le Monde, un plan de seis puntos para avanzar hacia una solución diplomática. Son éstos: - Cese inmediato de todas las operaciones militares; fin de la violencia y la represión.

- Retirada masiva de Kosovo de las fuerzas serbias, que debe acompañarse de un alejamiento de las fronteras yugoslavas de las tropas y las armas ofensivas de la OTAN desplegadas en Macedonia y Albania.

- Regreso en condiciones de seguridad de todos los refugiados y desplazados, sea cual sea su nacionalidad y confesión.

- Libre acceso de las organizaciones humanitarias.

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- Reinicio de las conversaciones entre Belgrado y los dirigentes independentistas de Kosovo, con vistas a un acuerdo político que conceda una gran autonomía a Kosovo, respetando la soberanía e integridad territorial de Yugoslavia.

- Contribución internacional a la reconstrucción económica de Yugoslavia, incluido Kosovo.

Dentro del ambiente de pugnas internas e intrigas que flotan en el Kremlin, el presidente Boris Yeltsin se ocupó ayer de aclarar que Ivanov sigue siendo el "coordinador" de la política rusa ante los Balcanes, a pesar del nombramiento de Chernomirdin. Pero éste, según han interpretado los analistas, puede convertirse en mejor puente de comunicación con Occidente que cualquier otro político ruso. En el momento en que fue nombrado, Chernomirdin dio su apoyo al plan de Alemania, que contempla un alto el fuego que permita la retirada serbia y el despliegue de una fuerza multinacional, sin precisar si debe ser bajo mando de la OTAN.

Planes alternativos

Y ése, la naturaleza de la fuerza multinacional, es precisamente el mayor punto de desacuerdo en todos los planes e iniciativas diplomáticas sobre el conflicto. Kofi Annan, secretario general de la ONU, quien también diseñó un plan de paz con una "fuerza militar multinacional", viajará el día 28 a Moscú para continuar sus esfuerzos diplomáticos. Poco futuro tiene la propuesta realizada ayer por Ivanov ante unos aliados que, encabezados por EEUU, antes han dejado de lado la alemana y la de Annan. Hoy, en Belgrado, Chernomirdin tratará de lograr lo hasta ahora imposible: convencer a Milosevic de que es necesario el despliegue de fuerzas multinacionales en Kosovo. Incluso en el improbable caso de que lo logre, Chernomirdin tendrá que convencer después a EE UU y a sus aliados de que esas fuerzas no pueden estar bajo el mando de la OTAN, algo que Milosevic jamás aceptará. El primer ministro británico Tony Blair expresó ayer su deseo de reunirse con Chernomirdin. En Washington, mañana, quedará vacía la silla de Yeltsin durante la cumbre de celebración del 50º aniversario de la OTAN. "No teníamos alternativa. Rusia no puede alentar con su silencio la arbitrariedad de la fuerza", dijo ayer Ivanov.

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