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Manuel Vicent gana el Alfaguara con "Son de mar", un canto al Mediterráneo

El jurado del premio destaca la narrativa "nítida y rica en imágenes" del escritor valenciano

Son de mar, la ganadora del II Premio Alfaguara de Novela, es "una historia contemporánea de amor y misterio enmarcada en el mundo sensual y mágico del Mediterráneo. Con una prosa nítida y rica en imágenes, Manuel Vicent cuenta la aventura de una pareja cuyo destino está sometido a su propia pasión y al influjo de los mitos clásicos que se mantienen vivos en su corazón". Con estas palabras resumió la opinión del jurado del II Premio Alfaguara Rosa Regás, su secretaria. El galardón, dotado con 175.000 dólares (unos 25 millones de pesetas), ha sido concedido por unanimidad.

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Eduardo Mendoza, presidente del jurado (integrado también por Jorge Edwards, Mayra Montero, Fernando Trueba, Sealtiel Alatriste y Juan Cruz), quiso poner algo de emoción antes de facilitar el nombre del ganador. "Si lo diéramos de inmediato, parecería que hemos trabajado poco. Tampoco niego el placer de poner nerviosa a la gente. La verdad es que hemos tenido un gran debate interno, una confrontación literaria con gran cordialidad. Participar en un jurado de este tipo es tan divertido como ganar el premio""Pese a que este premio tiene una breve tradición, ha conseguido atraer a gran número de autores

[709], de los que finalmente se seleccionaron 10 de alta calidad. El jurado ha decidido recomendar la publicación de varias novelas". "Uno de los objetivos del Alfaguara es ampliar el número de lectores", añadió Mendoza, y coincidió con Jesús de Polanco, presidente del Grupo Santillana, que afirmó, al inaugurar ayer el acto en la Casa de América de Madrid: "El Premio Alfaguara está dotado con 400 millones de lectores". Con un "buenas tardes, buenos días Argentina, Colombia, México, Bolivia, Costa Rica, Chile...", De Polanco saludó y dio la bienvenida a las numerosas sedes de la editorial en América, en las que se reunieron directivos y periodistas de diversos medios. En videoconferencia y por vía telefónica, los colegas de la otra orilla organizaron un debate con los españoles reunidos en la Casa de América. Intervino por teléfono el propio Vicent. Se habló de literatura, de tendencias, de la obra del escritor valenciano y mucho del Mediterráneo. Vicent debería recibir otro premio por difundir internacionalmente la cultura del Mare Nostrum. "¿Qué diferencias a nivel personal observa entre el Atlántico y el Mediterráneo?", le preguntó una periodista de la otra orilla. "El Mediterráneo es caprichoso, puede ser dulce como una madre y suave como una novia, y en cambio puede engullirte en un momento. El Atlántico siempre avisa". La representante de Estados Unidos quiso saber si esa cultura mediterránea explícita en la novela será comprendida en EE UU. "El Mediterráneo es un panfleto de la felicidad, y eso puede ser entendido en todo el mundo. De todas maneras, Son de mar podría haberse desarrollado perfectamente en el Caribe".

Los colegas del otro lado mostraron gran interés en saber si la gran cantidad de novelas presentadas al premio permite distinguir tendencias literarias. El escritor chileno Jorge Edwards fue el encargado de responder: "Ha habido gran calidad, pero no he podido observar demasiada diversidad de tendencias. Quizá la característica más clara, si es que hay alguna, es que se está abandonando la experimentación formal".

¿Han podido distinguirse diferencias en la narrativa de los diversos países? "No", dijo Eduardo Mendoza. "Ni por grupos nacionales, ni regionales ni geográficos. No hemos visto unas geografías culturales. Sí se han presentado escritores desclasados, quiero decir que no viven en su país. No hemos querido premiar una novela como representante de una determinada zona narrativa, sino por su calidad". Hubo incluso quien preguntó si se habían presentado muchas mujeres al premio, en qué número y con qué calidad. Mendoza respondió que los/las autoras se presentan bajo seudónimo y que es difícil en muchos casos detectar la condición masculina o femenina en el contenido de una novela, aunque dijo que sí cree que han concurrido bastantes.

Sealtiel Alatriste, director de Alfaguara México, resumió que "el nivel ha sido muy alto, igual que el año pasado", en que ganaron el premio el nicaragüense Sergio Ramírez, con Margarita, está linda la mar, y el cubano Eliseo Alberto, con Caracol beach.

La timidez de Trueba

Las conexiones por vídeo y por teléfono en la Casa de América mantuvieron un nivel bastante bueno, pero no fueron perfectas todo el tiempo. Quizá por eso, cuando llegó la conexión telefónica con Manuel Vicent, su voz sonó como si estuviera en la propia sala. El primero en felicitarle fue Jesús de Polanco: "Me compraría EL PAÍS los domingos sólo por leer tu columna. Imagínate cómo espero tu novela".Juan Cruz, director de coordinación editorial del Grupo Santillana, procuró que intervinieran todos los miembros del jurado, lo que dio lugar a algunos diálogos divertidos, como el que sostuvieron Fernando Trueba y Vicent. Cruz: "Trueba, ¿por qué no le preguntas algo a Manolo?" Trueba: "Pues... no sé". Vicent: "Pregunta lo que quieras". Trueba: "Bueno, a ver, ¿hay una película en tu novela?" Vicent: "Depende del director. En Son de mar hay una trama y hay un misterio. Pero ya se sabe lo que pasa con las películas, hay un paso entre que sea maravillosa o ridícula".

Vicent hizo patente su satisfacción: "No es uno de esos premios literarios oficiales que envejecen muchísimo", dijo. "Si te dan el de las Letras, seguro que tienes cataratas. Lo bueno del premio de una editorial es que te leen; claro que si la novela es mala se entera más gente. Me he presentado a éste porque es el que tenía más cerca. Es inmenso el caudal de lectores en Latinoamérica".

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