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LA LUCHA CONTRA LAS MAFIAS

El FBI adiestra en Budapest a polícias del Este

Una academia piloto forma en la capital húngara oficiales de 21 países del antiguo bloque soviético

El FBI dirige desde abril de 1995 en Budapest una academia para oficiales de policía de 21 países de Europa central y del Este con el objetivo de reforzar la cooperación en la lucha contra la delincuencia organizada. El centro de formación, oficialmente llamado ILEA (International Law Enforcement Academy), sirve de centro piloto para instituciones similares que Washington proyecta abrir en Asia, América Latina y África. Es un día frío y nevado en la capital húngara. Un grupo de jóvenes corpulentos observa con atención cómo un pastor alemán rastrea huellas en los jardines de la academia del FBI. Es un amplio erial con edificios de fin de siglo, donde ya bajo el imperio austrohúngaro se entrenaban policías.

En un aula, un intérprete húngaro que traduce del inglés al ruso se prepara para la próxima clase mirando un vídeo sobre armas químicas, mientras que en los sótanos unos agentes georgianos toman por asalto una habitación donde supuestamente se ha atrincherado un delincuente con su rehén. Es un simulacro. Como para dejarlo en claro, la pistola en manos del instructor es roja, de plástico.

Pocos días antes, los transeúntes de Budapest se llevaron un susto cuando en una operación fulminante agentes vestidos de civil sitiaron una filial bancaria donde se había perpetrado un asalto, también simulado.

Esta semana está dedicada al crimen violento, un amplio tema que coordina Robert D. Shea, de Nueva York, el agente del FBI que detuvo a los autores del atentado contra el World Trade Center y escoltó al shah de Irán en su huida a EEUU. "Después del asalto ficticio al banco de Budapest nuestros estudiantes tienen que interrogar a los testigos reales. En este ejercicio yo mismo aprendo mucho de los métodos que ellos emplean, y luego los aplico en mi trabajo en Nueva York", explica este hombre jovial, que cuenta con 35 años de experiencia en un comando especial para asaltos y secuestros.

A los estudiantes, seleccionados uno por uno por el Departamento de Estado norteamericano, no se les exigen conocimientos de inglés ni se les somete a exámenes para no crear un clima de competición. Cada año se realizan cinco talleres de dos meses de duración en los que participan sólo tres países por turno, para no complicarse la vida con demasiados traductores.

El plan de estudios, con materias prácticas y teóricas, se lee como una página de sucesos: droga y narcotráfico, delincuencia organizada, crimen euroasiático, informantes, investigación de empresas, operaciones secretas, supervivencia en situaciones críticas, blanqueo de dinero, explosivos y armas de fuego, métodos indirectos, aduanas, fraude financiero, corrupción pública y delincuencia en Internet.

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Siguiendo un plan paralelo al establecido en la prestigiosa academia del FBI en EEUU, los entrenadores en Budapest, reclutados de la élite del FBI y de otros departamentos de investigación norteamericanos como la DEA (agencia antidrogas), los Servicios Secretos o el ATF (Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego), comienzan los cursos con clases sobre derechos humanos y cívicos, y, sobre todo, enseñan cómo hay que tratar a la prensa en un sistema democrático.

"Los alumnos están muy bien preparados, aunque tienen la vida muy difícil porque carecen de recursos y se encuentran a la deriva de las extremas transformaciones sociales y políticas", observa John C. Huyler. Su especialidad en el FBI es mediar en casos de secuestro. Más que sus logros, es célebre su gran fracaso en la tragedia de Waco (Texas), donde la caso de la secta suicida de David Koresh acabó con 86 muertos en abril de 1993. Huyler lamenta que "en estos cursos no enseñamos intermediación porque no hay tiempo". "Pero sí se aprende a elaborar el perfil de asesinos en serie", añade.

En criminología, los policías de EEUU llevan medio siglo de ventaja a sus colegas del Este europeo, advierte J. Dewey Webb, del ATF: "Si quieres una sociedad libre tienes que saber que la democracia es un suelo fértil para el crimen". Las nuevas libertades en los antiguos países comunistas han propiciado efectivamente una rápida expansión de la delincuencia en todos los sectores. A Webb le llama la atención "la cantidad de armamento militar que se encuentra en el mercado negro en el Este europeo, a diferencia de EEUU, donde los explosivos suelen ser de manufactura casera".

"La población en Hungría y en los demás países de la región está aterrorizada ante los constantes asesinatos y atentados de bomba, como en Nueva York hace 25 años, cuando bandas de criminales se hacían la guerra para repartirse el territorio y establecer áreas de dominio", comenta Skip, un agente de Chicago que enseña a evitar los más mínimos errores para sobrevivir en situaciones violentas. "Pero con ayuda de investigadores de Italia, el alcalde de Nueva York, Giuliani, y el FBI consiguieron encarcelar a los capos y reducir al mínimo la violencia".

Después de esta victoria, EEUU, que ahora se encuentra ante el reto de las mafias rusas y de otros países del antiguo bloque comunista, reconoce que necesitan urgentemente la ayuda de los que en la guerra fría fueron sus enemigos. Sin la cooperación policial de los países del Este será difícil frenar la avalancha de las nuevas organizaciones ilegales que desde esas regiones se están adentrando en territorio norteamericano.

Además de servir como centro de entrenamiento, la ILEA desempeña una función clave como base para una alianza entre policías de toda la región del Este europeo. Un alumno húngaro, que prefiere permanecer en el anonimato para no arriesgar sus operaciones contra la delincuencia organizada, señala que más que para aprender, la academia del FBI le sirve para entablar contacto con colegas de los demás países del Este y comparar las diferencias que existen en el campo legislativo.

El agente de los servicios secretos de EEUU J. Craig Hughes, vicedirector de la ILEA, parece coincidir en esa opinión: "Todos estamos interesados en la cooperación internacional. Nuestros estudiantes son jóvenes oficiales de nivel medio seleccionados uno a uno por el Departamento de Estado en Washington, y esperamos que en unos pocos años ocupen cargos directivos en sus países". Entonces se habrá creado una red internacional de policías dispuestos a cooperar con los amigos que conocieron durante estas ocho semanas en este centro de instrucción, que sirve de base para el intercambio de informaciones.

Washington invierte cada año tres millones de dólares en esta sede que fue establecida hace tres años por voluntad del Gobierno de Hungría, afirma el director de la academia, Lesilie Kaciban.Este alto funcionario del FBI, de origen húngaro, sostiene que en Hungría se percibe la inseguridad ciudadana de una forma algo exagerada, sobre todo desde que el actual Gobierno conservador de Viktor Orban ha hecho de la lucha contra la delincuencia el lema de su campaña política.

Sea como fuere, en Budapest el FBI trabaja con 21 países del Este europeo y los esfuerzos no son vanos. Kaciban anunció que, en vista del éxito del experimento de Budapest, EEUU inaugurará el próximo mes un centro de enseñanza similar en Bangkok, capital de Tailandia, que será dirigida por los expertos antidrogas de la agencia DEA, al igual que la que se proyecta para Costa Rica. Otra base de entrenamiento y cooperación policial se abrirá en Suráfrica.

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