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MALFORMACIONES CONGÉNITAS

Folatos antes del embarazo para prevenir la espina bífida

La espina bífida es una malformación congénita por defecto del cierre del tubo neural que se produce en los dos primeros meses del embarazo. Este proceso, que tiene distintos grados de severidad, puede afectar a diversos órganos y generar parálisis de las piernas, falta de control de esfínteres, afectación cerebral y otros problemas graves, como hidrocefalia y osteomielitis. También puede provocar la muerte fetal.Con la intención de sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de prevenir esta enfermedad, se celebró el pasado sábado el Día Nacional de la Espina Bífida, organizado por la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia, en colaboración con la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

El doctor Manuel Gallo, miembro de la SEGO, asegura que una alimentación deficiente y baja en ácido fólico, una vitamina B que se halla especialmente en determinadas verduras, aumenta el riesgo de que las mujeres tengan hijos con malformaciones en el tubo neural. Los folatos son unos micronutrientes que se encuentran en ciertos alimentos, pero cuyo aporte generalmente es deficitario en el embarazo.

Según los datos de un informe elaborado por la SEGO, más del 65% de los casos de espina bífida en los niños están directamente relacionados con los hábitos alimentarios de sus madres.

En España, uno de cada 1.000 niños nace con defectos del tubo neural y más de la mitad presenta espina bífida, considerada la malformación congénita más grave compatible con la vida. Tres de cada cuatro casos se podrían prevenir con la administración farmacológica de folatos desde el momento en que se desea un embarazo y al menos durante los tres primeros meses de gestación, según Luis Cabero, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

Cabero explica que la mayoría de los ginecólogos españoles ya administra un aporte farmacológico durante los primeros meses del embarazo. "Pero el problema radica", puntualiza, "en que la mujer no sabe que está embarazada hasta que tiene la primera falta, es decir, que ya ha pasado un mes y el tubo neural se forma en las cuatro primeras semanas de gestación. Por ello en algunos casos no se podría desarrollar una prevención eficaz".

La SEGO ha elaborado un documento de consenso sobre la consulta preconcepcional o previa al embarazo, en el que se aconseja que desde el momento en que una mujer decide tener un hijo acuda al ginecólogo, una importante medida preventiva para la salud de la madre y de su futuro hijo, según los ginecólogos.

"La espina bífida constituye el 70% de los defectos del tubo neural. Esta dolencia sería una de las que más se podrían prevenir en la consulta pregestacional", añade Cabero, quien recuerda que se trata de una de las malformaciones que más castiga a la población infantil".

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