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Inaugurada en la Expo de Lisboa la estación de Oriente, de Calatrava

Antonio Guterres califica la obra de «catedral de la ingeniería»

El primer ministro portugués, Antonio Guterres, inauguró a mediodía de ayer en la Expo de Lisboa la estación de Oriente, diseñada por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava y considerada como una de las «joyas» de la muestra portuguesa. La nueva estación, que será la «gran puerta de entrada a la Expo», fue calificada por Guterres como una «catedral de la ingeniería moderna; una catedral de cemento, vidrio y acero».

La obra, que ha costado 26.000 millones de pesetas (16.000 millones más de lo presupuestado), mereció los elogios de todas las autoridades portuguesas presentes ayer en su inauguración. En un ambiente de euforia ante la inauguración oficial de la Expo, que se celebrará mañana, el primer ministro luso, Antonio Guterres, calificó la nueva estación de Oriente como «uno de los monumentos más interesantes y bellos de Europa, que va a mejorar las condiciones de vida de una de las zonas más degradadas de Lisboa y va a evitar el congestionamiento (de tráfico) del centro histórico de la ciudad». La estación proyectada por Calatrava será «la gran puerta de entrada a la Expo y de la propia Lisboa». Allí confluirán la llegada y salida de trenes, autobuses y el metropolitano, y se podrá realizar el embarque para los vuelos del aeropuerto.Uno de los responsables del nuevo consorcio de las líneas ferroviarias lusas, Henrique Cabral da Silva, explicó que la estación de Calatrava «es una obra para el futuro que constituye una auténtica obra de arte». «Lo vimos desde el principio, y por eso nunca condicionamos el proyecto, a excepción de cuestiones normativas inevitables; la estación de Oriente ha sido la expresión plena de lo que pretendía el arquitecto».

Transporte público

El primer ministro luso aprovechó la ocasión para lanzar una nueva llamada a los ciudadanos con el objetivo de que utilicen los transportes públicos durante sus visitas a la Expo y eviten, de esta forma, el riesgo de atascos y congestionamientos del tráfico, una de las más serias amenazas al buen funcionamiento de la última exposición mundial del milenio, que será dedicada monográficamente a la conservación de los océanos como patrimonio de la humanidad. Por su parte, el comisario de la muestra, Antonio Torres Campos, garantizó públicamente que «está todo dispuesto» para la inauguración oficial de la muestra, que se celebrará mañana con la presencia de doce jefes de Estado o de Gobierno, entre ellos el rey Juan Carlos.Asimismo, el Gobierno luso anunció ayer la compra de cuatro pabellones de la muestra, por un valor total de 14.000 millones de pesetas, que se convertirán en sedes del Ejecutivo o de organismos nacionales e internacionales cuando finalice la Expo.

El pabellón de Portugal, diseñado por los arquitectos de Oporto Alvaro Siza Vieira y Eduardo Sotto de Moura, será la nueva sede del Ejecutivo; el teatro Camoens se convertirá en el edificio de la Orquesta Sinfónica Nacional; el pabellón del Conocimiento de los Mares será un centro de divulgación científica y el edifico central de la Expo «acogerá la futura sede de un organismo internacional sobre el dominio oceanográfico para el que Portugal es candidata como «capital mundial de los océanos».

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