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Un Estado paralelo

La situación política de Kosovo no tiene parangón en Europa. Durante siete años, sus habitantes de origen albanés, el 90%, han apoyado la independencia de esta región serbia mediante un referéndum ilegal; han elegido ilegalmente su propio Parlamento, en el exilio, y al presidente de su república, "y se celebrarán nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales a comienzos del año próximo", según Fehmi Agani, número dos de este Estado paralelo. El presidente Ibrahim Rugova, en cuyas oficinas se le ve retratado con Juan Pablo II y se exhibe una amplia iconografía del santoral católico, viaja con un pasaporte yugoslavo y recoge regularmente dinero de la diáspora albanesa."La mayoría de nuestro presupuesto", señala Agani, "procede de la ayuda del medio millón de albaneses desperdigados por el mundo; el resto, del 3% de sus ingresos que voluntariamente cada albanés kosovar entrega mensualmente para la causa". Con este dinero -y la ayuda del contrabando de drogas, según las autoridades serbias- los albaneses han instaurado sus propios y precarios sistemas educativo y sanitario. Un acuerdo firmado en septiembre del año pasado entre Milosevic y Rugova para reintegrar la lengua albanesa al sistema educativo nunca ha sido puesto en práctica; de manera que en aulas instaladas en los sótanos de las casas se enseña a los niños en su idioma materno que son ciudadanos de un estado independiente ocupado por Serbia.

Kosovo es también un serio problema colonial para Belgrado, que tiene desplegados en la zona a 25.000 hombres en armas para mantener un estado de emergencia en el que a diario se conculcan, según reiterada denuncia de los observadores internacionales, los más elementales derechos humanos. Prístina es una ciudad dividida, anegada por antenas de televisión por satélite orientadas hacia Albania. En esta confrontación singular entre dos sociedades que se ignoran, la demografía impone su ley. Con una media de cuatro a cinco hijos por familia musulmana, los serbios saben que el final de la partida está perdida.

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