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El presidente Havel discute un nuevo Gobierno checo tras la dimisión de Klaus

El presidente checo, Vaclav Havel, se reunió ayer con los jefes de la coalición derechista gobernante para discutir la formación de un nuevo Gabinete, tras la dimisión del encabezado por el primer ministro, Vaclav Klaus, acusado por la prensa y sus propios correligionarios de encubrir un escándalo e financiación irregular de su partido. Klaus, el dirigente de más larga vida política en un país poscomunista, presentó ayer formalmente su renuncia al jefe del Estado, reiteró su inocencia y anunció que no formará parte del próximo Gobierno.

El ensamblaje de un nuevo Ejecutivo con los mimbres de las tres formaciones que componen el dimisionario, que Havel quería rápida, parece que esperará hasta la reunión, el 13 de diciembre, de un congreso extraordinario del dividido partido de Klaus, el Cívico Democrático (ODS), para elegir un nuevo jefe. El cristianodemócrata Josef Lux, que encabeza la segunda formación en importancia de la alianza gubernamental, se ha quitado de encima la patata caliente de un eventual encargo sugiriendo que debe ser un tecnócrata quien dirija el Gobierno. La oposición socialdemócrata que encabeza Milos Zeman pide sin mucha convicción elecciones anticipadas, a lo que se resiste Havel.Unos 5.000 seguidores del ODS se manifestaron ayer en Praga para apoyar a Klaus, que estaba políticamente herido de muerte desde que esta primavera la enferma economía checa le forzara a introducir un plan de estabilización que dinamitaba su credo de repetidamente postulado como el manual de la transición al capitalismo. Klaus dimitió en la madrugada de ayer, tras 11 horas de discusión con la dirección de su partido, en la que el jovencísimo ministro de Finanzas, Ivan Pilip,llevó la voz cantante pidiendo su renuncia al puesto.

Havel, convertido en una suerte de referente moral, lamentó ayer la rotura en añicos de la imagen de su país como isla de estabilidad y dijo: "Un político no debe mentir; y si lo hace debe asumir las consecuencias". El escándalo que ha guillotinado a Klaus hunde sus raíces en abril de 1996, cuando el diario MIada Fronta Dnes reveló dos donaciones a su partido, de 33 millones de pesetas, hechas 13 años atrás y por un residente en isla Mauricio que difícilmente podría señalar Praga en un mapa. La semana pasada se conoció la identidad del benefactor: el antiguo campeón de tenis Milan Srejber.

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