El mundo de la cultura se une para apoyar el precio fijo del libro

Centenares de escritores, editores, estudiantes, libreros y lectores se reunieron ayer en Madrid para expresar su rechazo a la ruptura del precio fijo de los libros de texto que promueve la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre. "Mantener el precio fijo significa favorecer la competencia, respetar los derechos del consumidor y garantizar el menor precio posible; abolirlo representa la crónica de una muerte anunciada para todo un sector cultural" se afirma en el Manifiesto en defensa del libro.

Es el tercer contratiempo para Esperanza Aguirre en apenas un mes, después de la declaración en defensa de la reforma educativa , firmada por una veintena de asociaciones, y de la crítica conjunta de los rectores en el comienzo, del curso universitario."La palabra editada, la palabra escrita, vuelve a estar amenazada, especialmente por las disposiciones incluidas en la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos Generales del Estado de 1998, aprobada por el Gobiemo de José María Aznar, y que constituyen una muestra más de la falta de interés por la cultura y el libro" reza el manifiesto, que fue presentado en el Círculo de Bellas Artes.

El origen del conflicto es la decisión de Aguirre de acabar con él precio fijo de los libros de texto de educación infantil, primaria y secundaria obligatoria en un proceso escalonado de tres años: descuentos autorizados del 25% el curso próximo, del 50% el siguiente y exclusión del precio fijo a partir del 2.000-2001. La ministra planteó la medida en el Consejo de Ministros del pasado día 19 por sorpresa: la desconocían el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, y el secretario general de Educación, Eugenio Nasarre.

Editores y libreros acusan al Gobierno de favorecer a las grandes superficies y propiciar el cierre de librerías, que no podrán competir en descuentos con los hipermercados. A las protestas se han sumado los escritores, alarmados por el peligro de empobrecimiento cultural.

En el manifiesto, leído por el actor de doblaje de Radio Nacional José Luis Muñoz Carrascosa, se rechaza que el precio fijo sea "uno de los privilegios monopolíticos a erradicar" y asegura que es precisamente "el garante más sólido de la libertad de expresión y, en suma, de la libertad de compra".

"La acción cultural desde un poder democrático no es -no puede ser- un puro gesto que compara libros con autopistas, sino la real y verdadera consecución de una cultura para todos. Sin exclusiones". Tras reclamar que el libro sea una prioridad cultural y educativa del Ejecutivo, se añade: "Autores, lectores, distribuidores, libreros y editores reclamamos que el debate sobre el libro no se ciña a un debate económico, en el que se le considere como una mera mercancía y al que se mire desde la óptica fría de unos presupuestos", se afirma.

Adhesiones y desmentidos

Asistieron al acto los escritores Carlos Fuentes, José Luis Sampedro, Juan José Millás, Carlos Casares, Rosa Regás, Soledad Puértolas, Jesús Ferrero y Eduardo Mendiccuti; los historiadores Javier Tusell y Ricardo de la Cierva; los humoristas José Luis Coll y el Gran Wyoming, y los políticos socialistas Joaquín Leguina, Carmen Alborch y Salvador Clotas. Comunicaron su adhesión Juan Pablo Fusi, José Ángel Valente, Luis Antonio de Villena y Antonio Gala.

Juan Isasa, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, acusó a Aguirre de limitarse a decir bellas palabras y frases tópicas y de plantear supuestas ofertas para consumo exclusivo de los medios de comunicación y no de los sectores afectados. Isasa negó rotundamente que los editores hayan propuesto, como mantiene la ministra, una autorización de descuentos del 10% el primer año y una liberación de precios a partir del segundo.

Josep Maria Boixerau, del Gremio de Editores de Cataluña, dijo que el precio fijo es "garantía de pluralismo cultural para las áreas especializadas, para las lenguas minoritarias y para los ciudadanos que viven fuera dé las grandes ciudades".