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El 70% de los alumnos de la secundaria continúa estudiando en centros de primaria

Xosé Hermida

El curso comienza lluvioso en Galicia, más en sentido electoral que meteorológico. Y es que las promesas de los políticos ante los comicios autonómicos del próximo 19 de octubre se descargan como tormentas sobre la comunidad escolar. La Xunta se compromete a construir un colegio delante de cada alcalde que desfila por sus oficinas y anuncia que hasta el año 2000 dedicará 25.000 millones de pesetas a la edificación de nuevos centros.El candidato socialista, Abel Caballero, dobla la apuesta: dice que obtendrá fondos para levantar 50 institutos suprimiendo los gastos en propaganda y asesores. La realidad, de momento, informa de que el 70% de los alumnos de ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria) continuará en centros de primaria.

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Este curso es posible que algunos niños sufran retrasos en el comienzo de las clases. La fecha de inicio se ha establecido en el 15 de septiembre para los alumnos de primaria, infantil y 1º de ESO, y en el 29 para los del segundo ciclo de ESO, bachillerato y FP. Esto significa que los chavales que estudian secundaria en los institutos se encontrarán con centros aún sin organizar por la ausencia de parte del profesorado. Además, este año se han celebrado en Galicia las oposiciones al cuerpo docente aplazadas en 1992 y muchos de los titulares de nuevas plazas no conocerán su destino hasta el día 23.

En pocos lugares como en Galicia se desató tal tormenta política por la implantación de la ESO en las zonas rurales. El conflicto, que estalló hace año y medio, se llevó por delante a un consejero de Educación, Juan Piñeiro. En una comunidad con 35.000 núcleos de población y que gasta en transporte escolar tanto dinero como todo el Ministerio de Educación, resulta prácticamente imposible concentrar a los niños en los institutos de las cabeceras de comarca sin que nadie se sienta agraviado.

Las protestas de los padres se desataron de inmediato, con el apoyo de muchos alcaldes del PP y del presidente provincial del partido, Francisco Cacharro. La guerra escolar derivó en una batalla política, cuya víctima fue Piñeiro. Le relevó un hombre de Cacharro, Celso Currás, que ha optado por ignorar, de momento, el mapa de centros elaborado por su antecesor. Para evitar conflictos, el 70% de los alumnos de ESO asistió a clases el curso pasado en centros de primaria. Este año, a pesar de la implantación del 2º ciclo, todos seguirán donde estaban.

El pasado mayo, el propio presidente, Manuel Fraga, se elevó por encima de la ministra de Educación, Esperanza Aguirre, y dirigió una carta al vicepresidente económico, Rodrigo Rato para plantearle un ultimátum por muy envuelto en términos cordiales que estuviera: o el Gobierno aportaba fondos a Galicia o esta comunidad debería desistir de implantar la LOGSE.Cuando este periódico publicó el contenido de la carta, Fraga declaró que Rato iba a satisfacer sus demandas. Puede que al Gobierno quisiera hacerlo en vísperas electorales, pero el ministerio sabe que si complace a Fraga, el resto de comunidades le exigirán lo mismo. Es decir, que de la tal reclamación nada más se ha vuelto a saber. Con todo, el Gobierno gallego ha aprobado un plan para invertir 25.000 millones en la construcción de nuevos centros, a través de una sociedad mixta a la que se pretende atraer capital privado.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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