"Entendemos mejor los agujeros negros que la estructura de la Tierra"
"Un agujero negro es una esfera, un globo grande como la Tierra en el que las cosas caen y nunca más pueden volver a salir", dice Kip S. Thorne. Y dicho así, en pocas palabras, parece sencillo. Sin embargo, los agujeros negros, su estudio, su búsqueda, sus hipotéticos primos los agujeros de gusano y las insólitas ideas que han abierto acerca de viajes por el tiempo, son un complejo y profundo campo de la física.Un campo que apasiona a Thorne, al que ha dedicado gran parte de su brillante carrera y sobre el que ha escrito un excelente libro de divulgación: Agujeros negros y tiempo curvo (Editorial Crítica, Drakontos 1995). Tiene 57 años, es titular de la cátedra Feynman de Física Teórica en el Instituto de Tecnología de California, Caltech (en Pasadena), donde se realizó esta entrevista, y se ocupa ahora del detector LIGO de ondas gravitacionales.
Pregunta. En los últimos tiempos se han anunciado varios hallazgos definitivos de agujeros negros. ¿Está por fin zanjado el asunto de la observación de uno de esos exóticos objetos cósmicos?
Respuesta. Una vez al año o cada 18 meses, la-NASA anuncia el descubrimiento de un agujero negro, el primer agujero negro. La oficina de relaciones públicas de la NASA es muy eficaz. Pero cuando se toma la investigación concreta donde se presentan las pruebas de esos grandes descubrimientos se da uno cuenta de que el anuncio de la NASA es exagerado.
A pesar de ello, en los últimos tiempos se han descubierto, unos cuantos objetos, mediante satélites y telescopios instalados en la Tierra, que muy probablemente son agujeros negros. Las evidencias son cada vez más consistentes, pero no creo que exista ningún objeto del que podamos estar seguros al 100% de que es un agujero negro; tal vez sí al 99%.
P. ¿Qué necesitan para estar seguros, al 100%?
R. Los mejores candidatos son objetos observados en rayos X, en los que se ve la emisión de gas caliente, altamente ionizado, alrededor del agujero negro. Se está explorando... En estos casos creemos que se trata de agujeros negros que tienen una masa varias veces superior a la del Sol.
Otros ejemplos, menos convincentes por ahora, son agujeros negros de masa un millón o mil millones de veces superior a la del Sol, que creemos que están en centros de galaxias. También en estos casos se aprecia gas alrededor de ellos, gas y estrellas. Estas investigaciones nos pueden conducir a la certeza. Necesitamos algún tipo de firma, algo que sólo pueda ser producido por un agujero negro, y puede estar en esas líneas de emisión de rayos X. Por otra parte, es casi seguro que encontramos una firma inconfundible en las ondas gravitacionales generadas por la colisión de agujeros negros y que podremos detectarla con el LIGO.
P. ¿La incertidumbre se debe a un problema técnico más que teórico?
R. Sí, es una cuestión observacional. Desde el punto de vista teórico estamos esencialmente seguros de que los agujeros negros existen y sabemos mucho acerca de sus propiedades. Comprendemos mucho mejor la teoría de los agujeros negros que la de la estructura de la Tierra. No podemos predecir un terremoto, pero sí la forma de un agujero negro, son mucho más simples.
P. ¿Más simples?
R. Sí, el agujero negro tiene una forma única, independientemente de cómo se ha creado, en la muerte de una estrella o en una galaxia. Las propiedades de un agujero están todas predeterminadas una vez que sabes la masa, el momento angular y la carga. Es sorprendente, es como si yo pudiera decir todo acerca de usted conociendo sólo el color de sus ojos y de su pelo y, a partir de esos datos, pudiera decir el tamaño de su nariz, la forma de sus dedos...
P. ¿Cómo se forman los agujeros negros?
R. En la evolución astrofisica. Se producen en la muerte de una estrella masiva y en la evolución de las galaxias.
P. ¿Incluso en el centro de la Vía Láctea?
R. Sí. Es la evolución de' grandes cantidades de materia, estrellas y nubes de gas, que se acumula en una región muy pequeña: el agujero negro. Esto, presumiblemente, sucedió en, el centro de la Vía Láctea hace mucho tiempo y el agujero negro continúa creciendo y se traga más estrellas y más gas.
P. Dice usted que los físicos ya comprenden muy bien los agujeros negros. Sin embargo, hace poco usted ha ganado una apuesta a Stephen Hawking por una controversia al respecto (ver EL PAIS, 19 de febrero de 1997).
R. No se conoce absolutamente todo de los agujeros negros. Y la apuesta era acerca de cómo se forma una singularidad, está relacionada, pero es un poco diferente: según la teoría, en el centro de un agujero negro está la singularidad, un sitio donde la gravedad se hace infinitamente fuerte, y al caer en uno se entra en esta singularidad y es ahí donde te mueres, porque la gravedad te desgarra.
P. ¿Cuál era la apuesta?
R. La pregunta era: ¿Puede haber una singularidad que no esté dentro de un agujero negro, lo que llamamos una singularidad desnuda? Hawking insistía en que las leyes de la física prohíben que haya singularidades desnudas y John Preskill y yo no estábamos de acuerdo. Hicimos la apuesta. Unos investigadores de Tejas y de Princeton han demostrado que nosotros dos teníamos razón.
P. Pero no han encontrado una singularidad desnuda, ¿verdad?
R. No, lo que han demostrado es que con una tecnología muy avanzada, muy lejos de nuestras posibilidades actuales, se podría hacer una singularidad desnuda diseñando los equipos con muchísimo cuidado. Sin embargo, Hawking insiste en que es imposible hacerlo porque se necesitaría un método, un aparato, que haga un ajuste muy fino de las condiciones, que no cometiera ni un mínimo error.
P. ¿Se podrán encontrar agujeros de gusano?
R. Estamos seguros de que existen agujeros negros en la naturaleza, pero estamos casi seguros de que no existen agujeros de gusano (en los que se podría salir porque no habría en el centro una singularidad que te mate) y salir, además, en algún otro lugar del universo diferente del que has entrado. Antes pensábamos que las posibilidades de que una civilización muy avanzada pudiera construirlos eran de un 50% o 60%, pero ahora son sólo del 20% o menos. No comprendemos muy bien todavía todas las leyes de la física implicadas en los agujeros de gusano. Lo que está claro es que nuestra tecnología está tan lejos de poder hacerlos como un hombre de las cavernas de hacer viajes a la Luna.
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