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El arte jondo de Carmen Linares triunfa en Madrid

La cantaora Carmen Linares obtuvo un rotundo triunfo la noche del martes en el Teatro Monumental de Madrid. Su recital, que duró casi dos horas y media, fue saludado con bravos y largas ovaciones por un público mayoritariamente joven, que llenó hasta la bandera las 2.000 butacas de la sala y escuchó en todo momento con gran respeto y calor, olvidando la inevitable frialdad de un recinto demasiado grande para transmitir toda la emoción del flamenco.Linares hizo una docena de cantes extraídos de su último disco, el doble Antología, que resume un siglo y medio de flamenco de mujer. Empezó cantando por alegrías, y aunque durante la primera parte estuvo bastante tensa -"Quién me habrá mandado a mí meterme a artista", dijo poco antes de salir al escenario-, en la segunda mitad su voz rozada llegó mucho más al público.

Apoyada en las inspiradas guitarras de Tomatito, Enrique de Melchor y Moraíto Chico, y la percusión de Manuel Soler, la cantaora gustó especialmente en los cantes más rítmicos. Y aunque la gente se entregó desde el principio -"Nos tienes enamoraos, Carmen", gritó alguien-, la magia llegó en el fin de fiesta, con los bailes de Soler y Moraíto -éste dejó un breve e intenso prodigio de arte jerezano- y el cante más corralero y poderoso de Linares. Pese a sus miedos -"En mi próxima vida seré farmacéutica"- la cantaora salió del teatro coronada como la reina de la jondura.

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