_
_
_
_
_

Italia declara el estado de emergencia para contener la ola de refugiados de Albania

Han bastado los 10.619 albaneses llegados a Pulla en la última semana, incluidos los que tenían permiso de trabajo y papeles, en regla, para que el Gobierno de Italia, país de 57 millones de habitantes, con una de las rentas per cápita más altas de Europa, declare el estado de emergencia en todo el territorio nacional. Este sorprendente desenlace coincide con la confirmación de una falta grave de previsión por parte de las autoridades italianas y con un sensacionalismo informativo de tintes xenófobos, agravados por el anuncio oficial de que, entre los refugiados, se esconde mucha delincuencia.

Más información
La UE supedita la ayuda a Tirana al restablecimiento del orden

El cariz de esta reacción ante una avalancha migratoria que, aunque de perspectivas preocupantes, se mantiene aún en niveles modestos y no ha creado hasta ahora ninguna situación crítica de orden público o sanitaria, sorprende, sobre todo, en un país como Italia, patria de millones de emigrantes con una imagen especialmente asociada en todo el mundo al fenómeno de la delincuencia organizada. Sus máximas autoridades, el presidente de la República, Oscar Luigi Scalfaro, y el presidente del Gobierno, Romano Prodi, han recordado que todas las prisiones albanesas han sido destruidas y han afirmado que, entre los refugiados, anida la delincuencia.El ministro del Interior, Giorgio Napolitano, informó ayer que unos 300 refugiados han sido ya repatriados, porque se sospecha que son fugitivos de la justicia o porque han protagonizado los pocos altercados registrados en los centros de acogida entre albaneses o entre éstos y la policía italiana.

Napolitano confirmó que el plan preparado desde hace tres meses para hacer frente a una eventual crisis en Albania preveía la acogida de sólo 3.500 refugiados. Esa exigua cifra de llegadas es superada en pocos días por la simple inmigración clandestina que se viene registrando cotidianamente desde 1991. Las autoridades sostienen que dicho fenómeno, organizado por maflas del transporte que cobran altos precios por un pasaje Clandestino a Italia, coexiste en estos momentos con el movimiento de refugiados genuinos, y aducen como prueba que han comenzado a ser requisados buques de refugiados con bandera turca y griega. Un diario generalmente liberal, como La Stampa, de Turín, sostenía ayer que, en realidad, la crisis en Albania es sólo el pretexto utilizado por miles de albaneses para realizar su sueño de emigrar a Italia. Las medidas adoptadas ayer por el Gobierno de Prodi con el sello de situación de emergencia facilitará la movilización de fondos necesarios para financiar la acogida de refugiados y los trámítes de concesión de permisos de estancia por un máximo, de 90 días, que serán revocados en cuanto mejore la situación albanesa. También prevé la repatriación inmediata de los albaneses que tengan antecedentes penales o que delincan en Italia. Al mismo tiempo, el Gobierno ha movilizado dos unidades navales, cargadas incluso con carros de combate, que intentarán impedir que los barcos de refugiados sigan saliendo de Albania. Italia solicitará, además, a otros países europeos que acojan refugiados y ayuden a financiar su estancia. Tanto el líder separatista Umberto Bossi como el alcalde de Milán, Marco Formentini, han dicho que los refugiados son indeseables y que no serán acogidos en el norte de Italia aunque Roma lo pida.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_