A cada juez lo suyo

EL SUMARIO abierto al coronel Perote, antiguo jefe de operaciones del Cesid, por los papeles incautados en su celda seguirá en manos del juez militar Jesús Palomino. La Sala de Conflictos de Jurisdicción del Tribunal Supremo ha, salido así al, paso de1a pretensión del juez Garzón de atribuírselo. en exclusiva por entender que los delitos que él investigaba eran de mayor gravedad. El veredicto insta a ambos jueces a cooperar en sus respectivas investigaciones, pero corrige a Garzón cuando concluye que las dos jurisdiciones, la ordinaria y la militar, deben seguir adelante con los sumarios que están instruyendo.El juez Garzón seguirá investigando las transcripciones de los papeles del Cesid que, se llevó durante el registro que efectuó el pasado 8 de febrero en la celda de la prisión militar donde está recluido el coronel Perote. Estas transcripciones estarían relacionadas con la guerra sucia contra ETA. El juez Palomino mantiene, por su parte, el sumario abierto por el lote de documentos que incautó en el registro carcelario llevado a cabo el 27 de junio siguiente. La decisión salomónica del Supremo deja a cada juez con sus propios papeles.

El afán de acaparamiento de asuntos que caracterizá al juez Garzón puede deberse a una interpretación legítima de las competencias que le corresponden como juez central de instrucción de la Audiencia Nacional. Pero no es ésta la primera resolución negativa que dicta el Supremo en contra de sus pretensiones. Ya le ocurrió con el caso Laos cuando compitió por asumir todo lo relativo a la detención de Roldán.

La justicia es un poder difuso, repartido entre diversas instancias jurisdiccionales que se controlan mutuamente y cuyo ejercicio está sometido a estrictas reglas de procedimiento. Lo que el juez Garzón considera que es suyo, de acuerdo con sus competencias, no tiene por qué serlo necesariamente si esas instancias de control que están por encima le dicen que no, le corresponde, La justicia no se paraliza por ello. Pensar otra cosa sería tanto como admitir que la justicia se identifica con un determinado juez, en este caso Garzón. Un mensaje que algunos no se privan. de lanzar por más disparatado y pretencioso que resulte.

La decisión del Tribunal de Conflictos de Jurisdicción en relación con el caso Perote rezuma sentido común y coherencia procesal: que Garzón y Palomino investiguen, de acuerdo con sus competencias, los presuntos delitos relacionados con Perote y con los papeles del Cesid y que colaboren entre ellos en la clarificación de este embrollo delictivo. Lo escandaloso es que se produzca una pelea judicial por unos documentos presuntamente robados al Estado que, en principio, pueden infringir tanto el Código Penal común como el militar.

La intervención del Tribunal de Conflictos de Jurisdicción ha puesto las cosas en su sitio. Partiendo, desde luego, del supuesto de que Palomino no desmerece de Garzón, como esté de aquél, en cuanto a dedicación y honestidad- en el ejercicio de sus respectivas funciones. Y sin hacer ningún juicio de intenciones sobre una jurisdicción militar que, a diferencia de la de otros tiempos, está sometida en su cúspide al control de revisión del Tribunal Supremo.