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Alonso de Santos y 'El Brujo', tras el humor y el erotismo de Plauto

Hoy se presenta en Mérida, su versión musicalizada de la comedia 'Anfitrión'

El autor y director José Luis Alonso de Santos y el actor Rafael Álvarez, El Brujo, cada vez más aficionados a hacer incursiones escénicas en la dramaturgia de Plauto, escritor de la Roma del siglo III antes de Cristo, estrenan hoy, dentro del Festival de Teatro de Mérida, Anfitrión, la comedia más peculiar y original de este autor al que consideran lúdico, erótico e imaginativo.

Alonso de Santos, cuya versión ha situado en el género musical, afirma que esta pieza de enredos, que a lo largo de los siglos ha tenido muchos problemas de censura, es la única de la historia del teatro en la que un dios, envidioso de la capacidad para amar de los mortales, baja a la Tierra para acostarse con una mujer.La obra presenta el mito del nacimiento de Hércules como resultado del adulterio de Júpiter con Alcmena, esposa del general tebano Anfitrión, interpretada por María José Norte, actriz procedente del music-hall barcelonés. Rafael Álvarez, El Brujo interpreta en este montaje tres personajes: el del propio Plauto, al que Alonso de Santos ha querido dar un papel en su adaptación del texto, además de los de Júpiter y Anfitrión.

El alter ego del autor es un socarrón que va explicando al público aspectos de la comedia. Júpiter es una especie de Cyrano de Bergerac, de verbo fluido y con tintes poéticos. Todo un dios envidioso de la pasión de los hombres en cuestiones de alcoba. Anfitrión es un general bruto y grotesco, al que su mujer le engaña con Júpiter: "Para este personaje es mucho más dolorosa la paz que la guerra, ya que en las batallas le ponen condecoraciones, pero al volver a casa le ponen los cuernos, y eso a Anfitrión no le gusta nada", dice el popular actor.

Producido por Pentación Espectáculos, empresa teatral a la que pertenecen Santos y El Brujo, el espectáculo está envuelto en un juego metateatral buscado por Alonso de Santos en su actualización: "He tratado de cubrir las lagunas existentes en el texto, de agilizar y modernizar el lenguaje y las situaciones, aportando soluciones a los problemas escénicos que plantea traer a los espectadores de esta época un texto de hace 22 siglos", señala el autor.

Una novedad que introduce Santos es que al entrar a la representación se da a los espectadores unas instrucciones que deben seguir, con ayuda de El Brujo, a lo largo del espectáculo: "Esta obra, sin instrucciones no se entiende... ", dice Alonso. "Creo que en muchos montajes contemporáneos sería estupendo que se dieran este tipo de instrucciones".

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