La Haya pone en marcha el mecamsmo para capturar a Karadzic y Mladic
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia quiere sentar en el banquillo de los acusados al líder político de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, y a su jefe militar, Ratko MIadic. Ayer comenzaron las audiencias públicas en las que varios testigos declararán contra los presuntos criminales de guerra, lo que deberá desembocar en una orden de captura internacional que dificultaría aún más los movimientos de ambos líderes serbobosnios.
Durante siete días una docena de testigos serán llamados para describir las atrocidades que se atribuyen a los jefes serbobosnios. Las audiencias no constituyen un juicio en rebeldía o en ausencia de los acusados, una fórmula expresamente prohibida por el reglamento del tribunal, sino que se amparan en su artículo 61, bautizado como La voz de las víctimas.La regla es una fórmula a caballo entre los sistemas jurídicos anglosajón y latino que pretende hacer públicas las evidencias que existen contra ambos acusados. Estas audiencias han sido convocadas ante la pasividad del presidente serbio Slobodan Milosevic, que se resiste a detener y extraditar a Karadzic y Mladic.
Ayer se tropezó con el primer problema jurídico, al personarse Igor Pantelic, el abogado que Karadzic nombró para representarle. Pantelic solicitó que le permitiese ocupar el banquillo de la defensa durante las audiencias de su defendido y de Mladic. El tribunal rechazó su petición alegando que Karadzic sólo podrá tener defensa si comparece como acusado. Lo positivo, como reconoció el fiscal adjunto sueco Eric Osterbf, es que "significa un primer paso de Karadzic para reconocer la existencia del tribunal", lo que hasta estos momentos ha negado sistemáticamente.
Entre los testigos figuran Tom Karremans, el comandante del batallón holandés de las Naciones Unidas que dejó el enclave de Srebrenica, teóricamente bajo su protección, en manos de los militares serbobosnios, en julio de 1995, y Drazen Erdemovic, un soldado serbobosnio que dice haber sido obligado a matar a 70 musulmanes en el mismo enclave.
