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El líder comunista promete una nueva Rusia basada en la nostalgia de la URSS

El líder comunista, Guennadi Ziugánov, el favorito en los comicios presidenciales que deben celebrarse en junio, prometió que en caso de ser elegido reformará la Constitución, pondrá fin a la guerra en Chechenia, pagará a tiempo los sueldos -cosa que hoy no se hace y que el acceso a la educación y a la salud volverá a ser gratuito, romo en los tiempos soviéticos. Ziugánov eligió el quinto aniversario del referéndum sobre conservación de la URSS para comenzar oficial mente su campaña electoral y presentar a sus partidarios el Programa de Supervivencia de Rusia, que propugna.

El líder comunista ignoró olímpicamente las críticas que se le han hecho estos últimos días por haber impulsado en la Duma Estatal -la Cámara baja del Parlamento ruso- la denuncia del Acuerdo de Minsk, que puso fin, a la existencia de la URSS. Más aún, insistió en que hará todo lo posible por eliminar las consecuencias de dicho acuerdo, ya que, en su opinión, los años que han pasado desde la desaparición de la URSS demuestran que ninguna de la antiguas repúblicas soviéticas puede salir de la crisis por sí sola. Ziugánov, sin embargo, creyó necesario subrayar una vez más que la nueva Unión no se puede hacer por la fuerza.Ziugánov se presentó en el Centro Parlamentario no como el líder exclusivo de los comunistas, sino como candidato de las "fuerzas populares y patrióticas" de Rusia. Y la composición de la mesa que dirigió el acto de ayer quería reflejar precisamente esta calidad de Ziugánov. Además de correligionarios de su partido, allí se encontraban, entre otros, Nikolái Rizhkov, ex primer ministro soviético y jefe del grupo parlamentario Narodovlastie (Poder del Pueblo); Amán Tuléyev, líder de la provincia de Kémerovo y candidato a la presidencia, que piensa renunciar a favor de Ziugánov, y Alexandr Rutskói, ex vicepresidente de Rusia y líder del movimiento Derzhava.

Rutskói -que en tiempos soviéticos dividió la fracción parlamentaria comunista en el Sóviet Supremo ruso y se pasó al bando del actual presidente, Borís Yeltsin- declaró ayer que, a pesar de todas las diferencias que lo separan de Ziugánov y de su programa, ha decidido apoyarle en las próximas elecciones presidenciales. "Hay que armarse de valentía y poner los intereses del . pueblo por encima de los propios", dijo Rutskói, instando a los otros políticos a seguir su ejemplo y a unirse al bloque encabezado por los comunistas.

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Ziugánov criticó duramente al actual régimen -aunque no lanzó ataques personales contra Yeltsin- asegurando que éste "ha enterrado la ley para salvarse y ha sumido al pueblo en la miseria". "Lo único que ha hecho este Gobierno es destruir", señaló, y prueba de ello, según el líder. comunista, es la industria nacional destruida, los 10 millones de desempleados y los seis millones de refugiados que hay en Rusia. Negó que hubiera síntomas de una estabilización económica y dijo que la disminución de las tasas de inflación se ha conseguido "con el método inhumano de no pagar los sueldos".

Si gana en las elecciones presidenciales de junio, Ziugánov prometió que no habrá ninguna "venganza histórica". "No habrá persecuciones políticas; estamos resueltamente en contra de las represiones", manifestó, agregando que propondrá a todas las fuerzas políticas "un amplio compromiso basado en el hecho de que no hay nada superior a los intereses de la patria y de la paz".

Ziugánov subrayó que pondrá fin a la guerra de Chechenia -aunque no explicó cómo- y que no permitirá el estallido de nuevos conflictos en el territorio de Rusia. Pese al plan de paz anunciado recientemente por Yeltsin, las tropas de Moscú seguían bombardeando ayer las poblaciones chechenas de Samashki y Bamut, obligando a miles de personas a huir. Dzhojar Dudáiev, el presidente independentista checheno, excluyó ayer la posibilidad de negociar con Moscú y advirtió que intensificaría su lucha contra Rusia.

Al mismo tiempo, Ziugánov destacó la necesidad de "combatir la corrupción estatal y el crimen organizado, para poner fin a la inseguridad ciudadana", y de reformar el Ejército.

En la arena internacional, Ziugánov afirmó que Rusia tendrá "una política independiente" y rechazó categóricamente los planes de Occidente de ampliar la OTAN hacia el Este. También dijo que su Gobierno se reservaría el derecho a denunciar los acuerdos que contradicen los intereses nacionales de Rusia. Según el líder comunista, el actual régimen "ha vendido al país y ha convertido la patria en un basurero de desechos industriales y radiactivos".

Poder soviético

Si los comunistas de Ziugánov se limitaron a celebrar el quinto aniversario del referéndum sobre la conservación de la URSS presentando su programa electoral, los ortodoxos de Víktor Anpílov organizaron un mitin en una céntrica plaza junto a la estatua de Karl Marx, frente al teatro Bolshói. Anpílov, que llamó a sus partidarios a apoyar a Ziugánov, dijo: "El principal objetivo de los comunistas es recrear la unión de las naciones por la vía pacífica, eliminar el puesto de presidente del país y también restablecer el poder soviético".

"Todos nosotros debemos unirnos bajo la bandera roja de Lenin y Stalin para terminar con el régimen que actualmente gobierna el país; sólo entonces seremos fuertes y podremos alcanzar nuestros objetivos", declaró Anpílov.

Mientras tanto, algunos dirigentes demócratas están preocupados porque ven signos de que Occidente está aceptando la posibilidad del triunfo de Ziugánov en junio y se preparan a colaborar con él. "Occidente ya está dispuesto a colaborar con la posible dirección nacional-socialista futura y traicionar con ligereza los intereses de la democracia en Rusia a cambio de defender las inversiones y conservar el mercado ruso", declaró el fin de semana la diputada Galina Starovóitova, líder del partido Rusia Democrática.

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