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El músico Fabio Biondi critica que los violinistas de hoy "suenan todos igual"

El director de 'Europa Galante' actúa en Aranjuez con su grupo barroco

Andrés Fernández Rubio

En los años cuarenta y cincuenta, una interpretación de David Oistrakh y otra de Jascha Heifetz se distinguían perfectamente, según la opinión de Fabio Biondi. Este violinista italiano, de 34 años y director del grupo de música barroca Europa Galante (que actúa mañana en Aranjuez dentro del ciclo Música antigua), considera que hoy en día "los violinistas suenan todos igual, siguiendo modelos establecidos y sin enfrentarse a riesgo alguno".

Biondi salva de este juicio negativo a Gidon Kremer y Maxim Vengerov, y amplía el uniforme campo de los violinistas a los músicos en general, al decir que en los conservatorios "no existe el deseo de desarrollar las particularidades". "Se trabaja con la mentalidad de los cánones bien precisos, y cuando se es joven es difícil la rebelión contra la mentalidad de un profesor", añade.Siciliano, la, carrera de profesor y músico de orquesta de Fabio Biondi dio un giro en 1990 con la creación del grupo Europa Galante, que dirige y en el que toca el violín. En cinco años, ha realizado con este grupo una veintena de grabaciones, entre ellas una de conciertos de Vivaldi que vendió 40.000 copias, y otra de Las cuatro estaciones que vendió 110.000 y que ha recibido abundantes premios y elogios de la crítica. Biondi ha aprovechado el boom comercial del XVIII, y no repara tanto en el adocenamiento del público adicto a lo barroco como en la gran cantidad de jóvenes que se aficionan a la música clásica gracias a Corelli, Vivaldi y compañía.

"Que un disco venda 15.000 o 20.000 ejemplares en música clásica se considera un éxito", dice. "Por eso creo que a unas ventas como las que hemos conseguido con Las cuatro estaciones no es ajeno el público joven. Me interesa mucho alejar de los jóvenes la idea de que la música clásica es para viejos, con solistas vestidos de frac, y que se aprecie como un encuentro participativo "estimulante".

Desde este empeño divulgador y pedagógico, Biondi se atreve incluso a recomendar a los que quieran iniciarse en la música barroca una serie de nombres básicos: Corelli en la música italiana; Rameau y su obra Les boreades en la francesa; Bach en la alemana; Purcell en la inglesa, y el toscano-español Boccherini en la española.

Aparte de la uniformidad, otra cosa dañina que Biondi aprecia en los violinistas de los ochenta es la mentalidad "de estudiar violín para ser un gran intérprete en vez de para ser un buen músico de orquesta".

Las consecuencias son que grandes violinistas hay dos o tres, mientras que en las orquestas de Italia, Francia o España la mitad de los músicos proceden de los países del Este, donde esa mentalidad no existía". ¿Y los que pretendían ser solistas? "Han cambiado de oficio", responde.

Diez arcos

Fabio Biondi cuenta con tres violines, pero su favorito es un Nicolas Cupot de 1805, copia de otro del taller veneciano dieciochesco de Montagnana. Biondi explica que tiene un sonido excepcional, y con él ya sólo necesita escoger entre su, gran colección de arcos: cuatro barrocos, dos clásicos, uno romántico y tres modernos. "El arco es mil veces más importante que el instrumento", aclara, "porque físicamente sugiere los golpes, y hay cosas extremadamente difíciles que necesitan un arco del periodo preciso".Europa Galante interpreta con instrumentos originales, pero el hecho carece de la importancia que algunos ortodoxos tratan de darle, según Biondi. "Un violinista que no conozca el Barroco puede tocar una obra barroca con un violín de la época y que suene como si utilizase un instrumento moderno, y a la inversa", afirma Biondi considera fundamental la cultura, no el instrumento.

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