Una anaconda en tu cintura
El Museo de Zoología de Barcelona expone material intervenido en la lucha contra el tráfico de animales
El brillante cinturón cuelga ondulándose suavemente sobre sí mismo. Esa curva es lo único que sugiere que antes fue una anaconda de poderosos anillos a la que cabe imaginar surcando algún caudal amazónico. La gran serpiente tuvo un mal encuentro y zas, la convirtieron en complemento destinado a rodear cinturas, triste remedo de su temible abrazo. No le ha ido mucho mejor a una prima de la anaconda, la pitón que dio lo mejor de sí misma para unas botas rockeras. Qué decir del billetero de piel de varano o de los cartapacios de pangolín.Objetos confeccionados con pieles de animales en peligro de extinción, los propios pellejos, especímenes disecados, cuernos y colmillos tallados, coral y conchas -todo intervenido por la Aduana de Barcelona- figuran en la exposición Contrabando de animales: un destino fatal, que el Museo de Zoología de la ciudad exhibe desde ayer y que pretende que el público tome conciencia sobre el impacto del tráfico de especies protegidas y de productos manufacturados con ellas.
"La compra de objetos naturales y exóticos está regulada y hay que informarse antes de adquirirlos", subraya el director del museo, Francesc Uribe, quien recuerda que el Convenio Internacional sobre el Tráfico de Especies Amenazadas (CITES) restringe el comercio de más de 35.000 especies de animales y plantas en peligro de extinción. El museo barcelonés tiene un acuerdo con la Aduana para ser depositario de material decomisado en cumplimiento del CITES. "Querernos que la gente, observe este material y saque sus conclusiones; apelamos a la responsabilidad individual hay una lucha administrativa y policial contra el tráfico, pero la mejor forma de parar esto es que la gente no compre". Vista la proliferación de caimanes disecados intervenidos, incluso uno naturalizado de pie y esgrimiendo una sombrillita (un recuerdo de Cuba), parece que la gente no está mucho por la labor. "El ansia de poseer y coleccionar es muy poderosa. Y la gente piensa: 'porque yo compre esto no va a pasar nada', pero la suma de actitudes así ha creado un negocio y un problema ingentes". El aeropuerto de Barcelona va a aprovechar la experiencia del museo para instalar en marzo una exposición similar en la terminal de salidas internacionales, como recordatorio de última hora para los viajeros.
De momento, en el museo el visitante puede abismarse en la contemplación de un pellejo de oso ruso con un lacito verde (debía ser para regalo), varías alfombras de leopardo, cabezas de grandes tortugas montadas como absurdos trofeos y una vitrina llena de bolsos de piel que nunca, nunca, le regalará a su madre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
Archivado En
- Tráfico animales
- Ecologismo
- Tráfico ilegal
- Especies protegidas
- Archivos
- Delitos ecológicos
- Zoo
- Ecologistas
- Barcelona
- Política ambiental
- Exposiciones
- Cataluña
- Animales cautividad
- Organizaciones medioambientales
- Museos
- Ferias
- Instituciones culturales
- Servicios información
- Establecimientos comerciales
- Ayuntamientos
- Agenda cultural
- Animales
- Sucesos
- Protección ambiental
- Comercio