Fallece en Málaga Don Cherry, uno de los grandes del 'free jazz'
El trompetista de jazz Don Cherry murió el pasado jueves en su casa de Alhaurín El Grande (Málaga), víctima de una larga enfermedad cancerígena, a los 58 años. El arista fue enterrado ayer por la mañaana en una sencilla ceremonia a la que acudieron familiares y amigos -entre ellos, su hermano y su hija, Neneh Cherry-, en el cementerio de Fuengirola, tras haber sido incinerados sus restos en la capital malagueña, informa Héctor Márquez.
Don Cherry recorrió un camino extraordinariamente rico, siempre comprometido con las formas artísticas más sinceras. Sólo por su pertenencia al cuarteto del saxofonista Ornette Coleman -con quien grabó una serie de discos tan imprescindibles como The shape of jazz to come, Change of the century o This is our music-, entraría con todo derecho en las páginas doradas de la historia, pero sus logros individuales también merecen especial atención.
Don Cherry, nacido en Oklahoma City el 18 de noviembre de 1936, era la misma encarnación de la sorpresa, ese elemento que muchos consideran el verdadero discriminador entre el jazz y sus sucedáneos. Su sonido frágil, casi desvalido, acertaba a relatar una experiencia mística muy apegada a la tierra. Existe un estremecedor testimonio discográfico, titulado The voice of silence, que retrata mejor que ningún otro su filosofia. musical. En solitario, con la única respuesta de su propio eco, obra el pequeño milagro de dar calor y volumen al gélido vacío sonoro.
Tocaba una pequeña trompeta en un acto de humildad que anticipaba una visión inequívocamente popular del hecho artístico. Fue pionero del mestizaje, bajo el techo hospitalario del jazz y, para aproximarse aún más a las fuentes, enriqueció su equipaje con flautas exóticas y otros instrumentos primitivos.
Su asombroso polifacetismo quedó inmejorablemente reflejado en sus dos últimos discos: Multikulti y Dona nostra. Mientras en el primero proponía un escaparate colorista, en el segundo se sumaba a un espléndido equipo de músicos nórdicos para escribir un capítulo de improvisación casi pura, un etéreo monumento a la espontaneidad,
Además de la colaboración con Ornette Coleman, firmó alianzas con todos los grandes: John Coltrane, Sonny Rollins y Steve Lacy. También ayudó a definir formas radicales del jazz libre en compañía de Albert Ayler y ofreció su propia versión del movimiento a través del grupo New York Contemporary Five.
En protesta por los bombardeos sobre Camboya, decidió trasladarse a Europa. Fundó el grupo Old And New Dreams para recrear la estética colemaniana y, para satisfacer su creciente interés en las músicas étnicas, creó el trío Codona junto a Nana Vasconcelos y Collin Walcott.
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