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6 muertos en un atentado suicida de Hamás que destruye dos autobuses en Jerusalén

Una vez más, un atentado suicida siembra la muerte en Israel. Esta vez fue en Jerusalén. Minutos después de las ocho de la mañana de ayer, un autobús de la línea 26 se encaminaba hacia el cruce de Ramat Eshekol, que linda con el barrio religioso judío de Sanhadria y con el Jerusalén árabe. De repente, una explosión sacudió bruscamente la parte trasera del vehículo. En el primer recuento de víctimas aparecieron cuatro, muertos, entre ellos el terrorista, y decenas de heridos. Pero en el momento de la explosión pasaba por el lugar otro autobús, de la línea 9. El impacto de la bomba, la metralla y los cristales que volaban como cuchillos afilados causaron otros dos fallecimientos y decenas de lesionados. En total, 6 muertos y 89 heridos.

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Entre las víctimas hay una norteamericana, Joan Dweiny, de 46 años, que cursaba estudios de judaísmo en Jerusalén. Anoche seguían sin ser identificados dos cadáveres, el de un hombre y el de una mujer. Uno de ellos corresponde al suicida y aunque hasta ahora nunca se había recurrido a una mujer para cometer un atentado, decenas de policías israelíes se apresuraron hacia la localidad cisjordana de Al Ayzariyá, a la casa de la joven palestina Alia Abu Galie, cuya desaparición había sido denunciada por el padre el día anterior. Éste fue llevado a las dependencias policiales.Inmediatamente después de la explosión, varios centenares de israelíes se concentraron en las inmediaciones del lugar del suceso y comenzaron a gritar consignas antigubernamentales. Cuando el presidente del país, Ezer Wiezman, protegido por un cordón policial, trató de dirigirse a la multitud, arreciaron los gritos de "Rabin traidor"; "Rabin a la horca", "Gobierno vendido a Arafat".

Weizman estaba pálido. No podía participar en una manifestación tan antigubernamental. Trató de calmar los ánimos: "He venido para estar con vosotros en estas horas sombrías. Quiero estucharos...", pero una pedrada de uno de los manifestantes a uno de los guardaespaldas que le protegían le convenció de que los allí presentes no querían decirle nada. Y el jefe del Estado se fue visiblemente enfadado. El primer ministro, Isaac Rabin, que tenía pensado ir al lugar del atentado, renunció cuando le informaron del incidente con Weizman.

Esta situación suscita la duda de si la policía israelí ya no es. capaz de garantizar la seguridad de sus dirigentes. No es así. Las autoridades prefieren no. dispersar las manifestaciones para no envenenar más el clima doloroso y casi explosivo que vive el país. "Gritan Rabin traidor durante un par de. horas y cuando se cansan se van a su casa sin más probleinas", afirma un dirigente policial.

.El movimiento de extrema derecha Zu Artzenu, (Este es nuestro país) anunció que bloquearía a lo largo de la tarde diversos cruces, así como la entrada a Jerusalén. La policía advirtió que no lo consentiría y tras varias intentonas los miembros de Zu Artzenu renunciaron.

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En un discurso a la nación, Rabin destacó el "derecho sagrado a manifestarse en una democracia como la dé Israel", pero exhortó a la población a "no obligar a la policía a consagrar sus energías y sus efectivos a restablecer el orden en lugar de luchar contra el terrorisino".Cortar las manos"En una ciudad como Jerusalén, donde israelíes y palestinos viven entremezclados es imposible evitar totalmente atentados de este género, perpetrados por fanáticos, por locos del islam", añadió Rabin. Yasir Arafat y otros líderes palestinos han condenado, sin reservas, el crimen. El presidente palestino amenazó con "cortar las manos a los terroristas que quieren destruir el proceso de paz".

La radio Y la televisión israelíes dedicaron un largo espacio a un comunicado de Hamás difundido por Radio Damasco, en el que el atentado suicida fue no sólo reivindicado sino explicado en detalle. La radio oficial siria mostró detenidamente la imagen de la persona que se sacrificó en la explosión, mientras la policía israelí se preguntaba si se trataba de un o de una terrorista. Según el comunicado, todo estaba perfectamente planeado. "El terrorista Rabin" desató una ofensiva contra Hamás después del atentado de Tel Aviv, "pero está condenado al fracaso". Hamás añadió que cinco regimientos de las brigadas Azadin el Kasem (brazo armado del grupo extremista) van a luchar contra el Gobierno laborista hasta su derrota en las elecciones de 1996.

Es la primera vez que Hamás admite públicamente que el objetivo de sus atentados es político: la caída del Gobierno de Rabin y su relevo por los conservadores del Likud. En Israel se juzga gravemente el hecho de que Siria conceda refugio a los líderes de. Hamás que quieren derrocar a un Gobierno cuyo objetivo político es hacer la paz con sus vecinos árabes. "Esto muestra las verdaderas intenciones de Hafez el Asad", señala un alto funcionario.

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