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Chris Isaak convierte su desengaño amoroso en inspiración musical

El cantante norteamericano actuó anoche en Madrid

A Chris Isaak, un atractivo californiano de voz surrante, no le han servido de mucho sus cualidades seductoras para ser afortunado en el amor. "Cuando yo empezaba a cantar en casa, mi ahora ex chica cogía el mando a distancia y empezaba a hacer zapping. Era demasiado inteclectual, ya sabes", explicó ayer. Los lamentos de amor son el tema único y obsesivo de su último disco, Forever blue, que presentó anoche en Madrid en un concierto gratuito en la plaza Mayor dentro de las Fiestas de San Isidro.

Chris lsaak suele aparecer en las conferencias de prensa con guitarra en mano y su colega Kenney Dale Johnson, que hace una improvisada percusión y los coros a sus canciones. Ayer también lo hizo así y llegó sin afeitar, pero con el cuidado aspecto como de los años cincuenta que cultiva. "A diferencia de los discos anteriores, escribí todos los temas de un tirón, cuando tenía muy reciente mi ruptura. Todos ellos hablan de esa decepción y dolor, están llenos de rabia y confusión, pero no pensé desde un principio hacer todo un disco así, no fue a propósito" dice.lsaak no es una especie de poeta maldito que exprime los malos momentos en busca de inspiración. "No necesito la tristeza para inspirarme. Si así fuera preferiría ser feliz a escribir canciones", confiesa.

Ha aireado su congoja por medio mundo, pero no le ha servido para conmover el corazón de su ex amada, de la que habla todavía con cierto rencor. "Estoy seguro de que no ha comprado el disco; en realidad es una mujer muy dura y agresiva, no es nada sentimental".

Pero el cantante tampoco quiere dramatizar eternamente. "Aunque todo el álbum tiene un tono triste y melancólico, quiero insistir en que hasta lo más amargo tiene también un lado gracioso. No quiero llevar a nadie a pensar en el suicidio después de escucharlo. Uso al final unos cantos de pajaritos para dar idea de eso y de que siempre hay cosas mucho más importantes que Chris Isaak y sus problemas".

Desenfadado, espontáneo y bromista, este ídolo de la canción norteamericana ha sabido hacerse un lugar y un estilo personal en la música y un pequeño hueco en el cine. Ha tenido pequeños papeles, en filmes de algunos de los directores más originales de su país, como Jonathan Demme y David Lynch, además de Bernardo Bertolucci. Acaba de terminar el rodaje de Grace of my heart, de Alison Anders, junto a John Turturro. "Yo procuro sacar de mí lo más auténtico cuando actúo, aunque me resulta más fácil cuando canto".

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