Rose Kennedy, matriarca de la famosa dinastía, muere a los 104 años
Rose Kennedy, el lazo que unió a varias generaciones de la familia política más carismática y controvertida de Estados Unidos, murió anoche a la edad de 104 años. Desaparece así un testigo excepcional de un mundo de ambiciones políticas y dramas personales, tanto en su entorno familiar como en un largo periodo de la historia de su país. La matriarca de los Kennedy consumió sus últimas horas en su casa de Hyannis Port, en Massachusetts, el cuartel general de la familia sobre la que impuso su fe católica, la lealtad a sus orígenes irlandeses y el respeto a su célebre apellido.
Según fuentes de la familia, Rose Kennedy murió por complicaciones relacionadas con una afección de neumonía. En el momento de su defunción se encontraba rodeada de familiares, incluido el senador Edward Kennedy.Rose Kennedy había abandonado prácticamente toda actividad pública desde que sufrió en 1984 una embolia cerebral que la dejó postrada en una silla de ruedas. No pudo asistir por eso a la última tragedia vivida en la familia, la muerte en 1994 de Jaqueline Kennedy Onnasis, la viuda del presidente John Kennedy, el hombre que más lejos llevó el. estandarte del clan.
El asesinato del mayor de los cuatro hijos varones de Rose Kennedy marcó para siempre el destino de la familia. Otros dos hijos murieron también en circunstancias dramáticas: uno de ellos durante la Segunda Guerra Mundial, y el otro, Robert, igualmente asesinado en 1968 mientras culminaba su campana política para recuperar la Casa Blanca para los Kennedy. Una de sus cinco hijas mujeres perdió la vida en un accidente aéreo y otra es retrasada mental.
Los escándalos que rodearon después a Edward Kennedy, el único hijo varón superviviente, golpearon seriamente las ambiciones de una familia educada para dejar su huella en la historia del país en el que Rose nació el 22 de julio de 1890 dentro de un clase privilegiada. Hija de un alcalde de la distinguida ciudad de Boston, Rose, cuyo apellido de soltera era Fitzgerald, se educó en los mejores colegios del país y era el perfecto símbolo de la aristocracia de Nueva Inglaterra cuando se casó en 1914 con otro millonario irlandés, Joseph Kennedy con quien formó un tándem que muy pronto dominó el escenario social de Massachusetts. Tres nietos están hoy activamente dedicados a la política con intenciones de perpetuar la leyenda.
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