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El desinterés político arrastra al Círculo de Bellas Artes de Madrid a suspender pagos

Cortes de luz y teléfono reflejan la economía de supervivencia que vive la institución

Andrés Fernández Rubio

Venía la Reina a inaugurar un acto y no había calefacción. Los responsables del Círculo de Bellas de Madrid tuvieron que movilizarse. Llamaron al presidente de Repsol para pedirle 400.000 pesetas de gasóleo. El combustible llegó, pero otras veces los cortes de luz y teléfono son efectivos y las nóminas tardan en pagarse. El pintor Juan Genovés, miembro de la, junta directiva, achaca al desinterés de los políticos, la degradada situación de un organismo al borde de suspender pagos: "Ven la cultura como un adorno, sólo les interesa la tarta encima de la mesa".

Por debajo de las obras de arte y el vetusto mobiliario, las exposiciones de vanguardia y las coloristas fiestas de Almodóvar y del carnaval, asoma la cutre realidad. Si se enteran de que vienen a cortar la luz, los responsables del Círculo mandan cerrar la puerta de emergencia para que el operario no pueda entrar a la zona de contadores. El pasado 22 de diciembre tuvieron que elegir entre ver cortada la luz o el teléfono: Eligieron el teléfono, ya que si se acaba la luz se inutilizan también las centralitas, porque tienen toma eléctrica. Otra vez, los comprensivos trabajadores de Telefónica sólo les cerraron el fax como recordatorio de que la cuenta sigue abierta.En este ambiente de "economía de guerra", como llama a la situación un trabajador del centro, durante la temporada 1993-1994 se celebraron 250 actos culturales. Con ellos, el Círculo siguió siendo una referencia imprescindible en la vida cultural de Madrid, reflejada en 115 años de historia y un céntrico y codiciado edificio obra de Antonio Palacios y monumento artístico.

No hay dinero ni para pagar, las fotocopias, pero, paradójicamente, la fachada está siendo remozada con 80 millones a cargo del Ministerio de Cultura, ya que se caía a trozos, y el teatro Fernando de Rojas está siendo rehabilitado, por la Comunidad con 250 millones, dentro de su política de recuperación de teatros. "Si no se buscan soluciones y se levanta la deuda que arrastramos, acabaremos cerrando y le daremos las llaves al señor Leguina, presidente del patronato", dice un directivo. Al presidente del Círculo, Pedro García Ramos, le parece un despropósito "que se empleen cientos de millones en un gran centro cultural de una envergadura salvaje", en referencia al llamado Leguidú, proyecto de la Comunidad en la antigua fábrica de cervezas El Águila, "y no se consoliden instituciones con tanto prestigio como el Círculo de Bellas Artes". El presidente del consorcio y de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, no pudo ser localizado ayer.

Personajes de tercera

Juan Genovés -"participo en esta aventura de manera voluntarista y por amor al arte, porque los de la junta no cobramos nada"- dice que lo que está pasando "es un disparate que no se puede aguantar". "Los políticos envían a las reuniones del consorcio a personajes de segunda y tercera fila", dice, "y el Ayuntamiento ha bajado su aportación de 25 a 10 millones, lo que es una vergüenza".

Una de esas reuniones del consorcio se celebrará la semana próxima, y en el Círculo se espera que las buenas palabras que reciben tanto de Leguina como de Carmen Alborch, titular de Cultura, o del alcalde, José María Álvarez del Manzano, se concreten en más dinero. En 1995, la Comunidad y el Ministerio, del PSOE, darán 100 millones cada uno, y el Ayuntamiento, del PP, 10. De recursos propios (cuotas de socios, alquileres y entradas) se prevén 150 millones. Con la suma, 360 millones, se pagará la nómina de 83 personas y el mantenimiento, además de algunos parches que genera una deuda acumulada de 388 millones.

En julio de, 1984, cuando se creo el consorcio, la deuda era ya de 228 millones. "Las administraciones decían que se iba a cancelar, pero no se ha cancelado nunca, es una rémora continua", dice García Ramos; "y el Círculo ha sujetado esa deuda con sus exiguos presupuestos". Un crédito inicial impagado de 60 millones al Banco Hipotecario, que asciende ya a 153 millones, hizo que el edificio fuera sacado a subasta por Argentaria en 1992. Frenar esa amenaza ha llevado dos años, y aún siguen las negociaciones. También se debe dinero a la Seguridad Social, a Hacienda y a los proveedores. Desde hace cinco años no hay presupuesto para actividades culturales; todas vienen patrocinadas.

Que una institución pagada con dinero público pero organizada por una junta en la que abundan los artistas y creadores independientes fracase le parece absurdo a Juan Genovés. "Cuando se creó el consorcio, dije: 'Aquí el que paga no manda', y esto se ha cumplido comenta el pintor en referencia a la tradición plural de esta institución de 6.500 socios. Pero añade: "No han mandado, pero tampoco pagan".

La actual junta incluye, entre: otros, a Fermín Bouza; José María Pérez, Peridis; Basilio, Martín Patino, Fanny Rubio y Luis Enrique Torán. "El Círculo es un lugar siempre abierto", dice Peridis, "siempre hay gente, actividades y talleres; eso es impagable. Es una gran plataforma de libertad, no partidista, sino de vanguardia". Martín Patino añade: "Si los responsables de los organismos públicos dejan caer esta plataforma excepcional estará fracasando estrepitosamente una idea de cultura que lucha contra el embrutecimiento colectivo".

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