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INTEGRISMO EN EL MAGREB

Marruecos moviliza a la Gendarmería Real para impedir el desarrollo del islamismo armado

Un visible despliegue de la Gendarmería Real controla desde hace un mes todas las carreteras y accesos a Marruecos, en un intento de impedir nuevos atentados integristas como el que en agosto costó la vida a dos turistas españoles en Marraquech. Ésta es la parte más visible de una importante operación de seguridad desplegada por el Gobierno de Rabat, que ha convertido a Marruecos en un país rigurosamente vigilado. Los controles son particularmente exhaustivos cuando afectan a extranjeros, como pudo comprobar un español detenido durante dos días en Tánger.

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"Atención control de la policía". Anuncios así jalonan desde hace más de un mes las carreteras que cruzan Marruecos. Aparecen en cualquier momento, en no importa qué rincón, al pie del asfalto, pero se hacen más usuales y frecuentes en las entradas y las salidas de las ciudades.Esos controles son el síntoma más evidente y público de una estrategia policial diseñada a partir del atentando del hotel Atlas Asni de Marraquech, cuando un comando integrista venido desde Francia ametralló a un grupos de turistas y mató a dos españoles. Numerosos agentes han sido movilizados para controlar el desplazamiento de los ciudadanos, impedir el tráfico clandestino. de armas y abortar cualquier nuevo atentado integrista. Uno de los de: tenidos como autores de aquellas muertes declaró al juez instructor del caso, que había llegado a Marruecos para participar en una guerra santa contra la influencia de Occidente y ganarse el paraíso en ese combate.

Nadie escapa a estos rigurosos controles, ni siquiera ese desprevenido español que entró por la aduana del puerto de Tánger la semana pasada con media docena de cartuchos en el vehículo. Durante dos días, el viajero, estuvo detenido y sólo fue puesto en libertad una vez que pudo demostrar el inocente origen de la munición y sus aficiones cinegéticas.

Paradójicamente, todo eso sucedió en una de las carreteras más frecuentadas por los contrabandistas de hachís, a través de la cual tradicionalmente han venido transportando sus mercancías, desde las plantaciones del Rif al sur de España. Ahora esta ruta, como otras tantas de Marruecos, se encuentra sometida a intensa vigilancia.

Los controles están dírigidos por las fuerzas de la Gendarmería Real, pero en ello participan también inspectores de paisano, todos ellos fuertemente armados. La puesta en escena es convencional: atentas púas de acero en el suelo, dispuestas a cruzar de una y otra banda de la cinta de asfalto en cuanto se produzca la menor duda o salte el menor incidente.

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Peligrosísimos artilugios

Pero los resultados más sorprendentes de esta vigilancia policial son los centenares de armas y de municiones que los servicios de seguridad vienen localizando en los lugares más insospechados. Es como si los propietarios de todos ese material trataran de la noche a la mañana de deshacerse de artilugios inesperadamente convertidos en peligrosísismos y los arrojaran y escondieran en los lugares más inverosímiles. El último llamativo hallazgo se produjo en los retretes del bar del hotel Volublis de Mequinez, a unos 150 kilómetros al este de Rabat, donde la policía localizó una bolsa de plástico con 14 balas de 9 y 7 milímetros.

En la zona del Rif, en el norte de Marruecos, donde la mujer y la escopeta han venido siendo consideradas tradicionalmente como los bienes más preciados para cualquier hombre, la policía ha encontrado pistolas o fusiles en los estercoleros. "A los rifeños les ha entrado alergia a las armas", aseguraba con ironía un dirigente político de la región.

Pero si los controles de las carreteras son estrictos, mucho más lo son los establecidos en los aeropuertos o en los puertos donde arriban los barcos procedentes de Europa. Marruecos, que venía manteniendo una actitud laxa y dúctil en el momento de dar entrada a los viajeros y especialmente a los turistas, los somete ahora a una riguroso supervisión. Así, el puerto de Tánger ha dejado ya de ser para los clanes mafiosos de la zona "un inmenso coladero" pues desde hace más de un mes es una de las puertas de entrada más controladas y vigiladas de Marruecos.

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