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El Marquina, expulsado del Festival de Otoño por vetar a un crítico

La Comunidad de Madrid retira al teatro dos millones destinados a promoción

La sala Marquina de Madrid, donde se representa la obra Los bellos durmientes, de Antonio Gala, ha sido expulsada del Festival de Otoño después de que el propietario del teatro, Alejandro Colubi, impidiera asistir al estreno a Eduardo Haro Teeglen, crítico de teatro de este periódico. Para Colubi, la exclusión supone la pérdida de alrededor de dos millones de pesetas que la Comunidad entrega al empresario para promoción y publicidad.

Jaime Lissavetzky, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, argumentó ayer que un foro de libertad, comunicación y crítica como el Festival de Otoño no puede tolerar actitudes como las de Colubi. En cambio, el consejero indicó que se mantendrán dos millones y medio de pesetas destinados a la producción de la obra. Asimismo, el teatro Marquina se verá despojado del logotipo del Festival de Otoño y la sala será excluida como circuito de la comunidad."La situación es bochornosa", dijo ayer Lissavetzky, "porque lo que precisamente busca el festival es la confrontación. En once años no había ocurrido nada semejante. Estoy asustado porque es una actitud que va contra todo principio de tolerancia y de democracia".

Antes de decidir la expulsión de la sala, la Comunidad hizo un último intento de arreglar la situación. Carlos Giménez, director del Centro de Estudios y Actividades Culturales de la Comunidad, organismo del que depende el Festival de Otoño, se reunió con Alejandro Colubi y le exigió que se retractara públicamente y que invitara a Haro Tecglen a asistir a la función de anoche. El propietario de la sala se negó en redondo a hacer lo que se le pedía, indicó Giménez. "Colubi ha respondido que Haro jamás volverá a sentarse en una butaca de su sala. He tenido que contestar que la Comunidad no tolera esa actitud en ninguna sala ocupada por la programación del festival de Otoño, por lo que la sala quedaba expulsada".

Colubi, por su parte, pretendió, contra toda evidencia, que no se le había prohibido la entrada a Haro porque el crítico no fue a su teatro. "Juro sobre los sacramentos que el señor Haro Tecglen no estuvo aquí. Una cosa es que yo no le invitara y otra muy diferente que estuviera en el teatro y se le impidiera entrar. Tengo testimonios de centenares de personas que pueden asegurar que él no vino", indicó.

La decisión de impedir la entrada a la sala a Haro provocó una gran indignación entre muchas de las 200 personas que la noche del miércoles asistieron al estreno de los bellos durmientes que protagoniza Amparo Larrañaga. Una de las protestas más visibles la protagonizó Jaime Lissavetzky. El consejero de Cultura rompió su entrada al enterarse de lo que ocurría. Pedro Larrañaga, productor de la obra y hermano de la primera actriz, declaró estar "absolutamente abochornado". La ministra de Cultura, Carmen Alborch, definió la situación de "increible" y añadió que creía que estas cosas ya no pasaban. José María Aznar, líder del Partido Popular declaró: "No sé por qué le han impedido entrar; si tenía entrada debieran haberle dejado pasar"

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