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Israel y Jordania sellan una reconciliación histórica

Antonio Caño

Y la paz ganó ayer nuevos territorios en Oriente Próximo. Rememorando el célebre apretón de manos que, hace poco menos de un año, introdujo a judíos y palestinos en la vía de la reconciliación, el primer ministro de. Israel, Isaac Rabin, puso ayer fin al estado de guerra con otro de sus archienemigos árabes y firmó con el rey Hussein de Jordania una declaración que puede cambiar la faz de una de las regiones más complicadas del mundo. El presidente Bill Clinton, testigo de la histórica ceremonia, prometió que Estados Unidos será velador permanente de los, buenos propósitos expuestos en Washington.

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Todo transcurrió con mayor naturalidad que la mañana de septiembre en que el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, es tuvo en este mismo escenario. Clinton no necesitó esta. vez empujar a los protagonistas hacia un contacto incómodo. El primer ministro Rabín y el rey Hussein, un monarca moderado que, ha explorado anteriormente los caminos hacia la paz, probablemente se habían visto ya en secreto en otras ocasiones. Las sonrisas. que intercambiaron eran las de viejos conocidos, casi de cómplices. Eso no disminuye la enorme trascendencia de su gesto., Israel y Jordania, vecinos a ambos lados del río. Jordán han permanecido formalmente en estado de guerra durante 46 años. El rey Hussein es además una pieza fundamental en la búsqueda de una solución para Jerusalén. Después de Egipto, que firmó los acuerdos de Camp David hace 15 años, y de la propia OLP, el arreglo con Jordania era imprescindible para que Israel pueda disfrutar de una vida tranquila dentro de fronteras seguras. Sólo queda ya Siria para completar la estructura de paz en esa región."Otra pesadilla de guerra puede haber acabado", dijo Rabin después de poner su firma sobre la Declaración de Washington. Este documento no es todavía un tratado de paz. Es una muestra de buena voluntad. Pero en él se esbozan ya las bases para la colaboración entre los dos países ante un futuro que se les presenta prometedor.

El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, calculó que el tratado formal puede ser firmado dentro de unos pocos meses. "No todo lo que es posible está en el documento que hemos ratíficado, pero es un comienzo modesto y decidido para llevar a nuestros países del miedo a la seguridad", declaró el rey Hussein.

La Declaración de Washington certifica que "la larga crisis entre los dos países está llegando al final" y que Israel y Jordania han pasado la página de su estado de guerra". El texto, anuncia también pasos concretos para la reconciliación, como el . establecimiento de comunicaciones telefónicas, la apertura de dos nuevos puestos fronterizos o la aceleración de negociaciones para la creación de un corredor aéreo.

"Estamos a punto de completar el sueño de dejar a las genera.ciones venideras de nuestra región un legado de esperanza", dijo el rey. "En este momento, en Jerusalén y en Ammán, quizá en todo Oriente Próximo, una nueva era está naciendo", declaró Rabin.

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El presidente Bill Clinton fue más lejos que los dos principales protagonistas al juzgar sus propios propósitos. "Su objetivo", dijo, "es una paz final y global entre Israel y todos sus vecinos, una paz en la que cada uno reconozca y respete la integridad territorial y la independencia política de los otros".Fuerzas oscuras

El presidente estadounidense les advirtió también que "las fuerzas oscuras de la violencia y el odio" están todavía presentes sobre el terreno. Para el rey Hussein, el acuerdo con Israel es una manera de asegurar la supervivencia de su propio país, pero también es un gran reto.

Rabin anticipó que "se ha encendido una gran luz" para los habitantes de Israel y Jordania con esta Declaración de Washington, que, según el primer ministro israelí, va mucho más allá de lo que se pensaba hace tan sólo 10 días y mucho más lejos aún de lo que se esperaba cuando el príncipe heredero jordano, Hassan Bin Talal, y ministro de Exteriores de Israel, Simón Péres, se encontraron hace diez meses en Washington.

La Declaración ha despertado una rara unanimidad en Israel; hasta la derecha más contumaz la apoya porque espera que con ella se frenen las ambiciones nacionales palestinas. En Jordania se da, en cambio, una clara división de opiniones. La oposición islámica calificó la firma de la declaración de "conspiración" y decretó una jornada de luto.

Yasir Arafat, protagonista de la anterior firma histórica, felicitó al rey Hussein y al primer ministro Rabin por el fin de la beligerancia acordado y destacó que el clima de entendimiento actual en la región es consecuencia del proceso iniciado en la Conferencia de Madrid de 1991.

Mientras tanto, en Oslo, la televisión noruega aseguraba anoche que se habían reunido en secreto en este país delegados de la OLP, Israel y Jordania para de batir el tema crucial del reparto del agua en la región, como parte del proceso de paz.

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