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Yeltsin exige a los serbios que se retiren de la ciudad de Gorazde

RODRIGO FERNANDEZ El presidente ruso, Borís Yeltsin, exigió ayer a los milicianos serbios que levanten inmediatamente el cerco a la ciudad bosnia de Gorazde en una declaración especial, en la que reiteró que es necesaria una cumbre de Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia, con participación de la ONU, para solucionar la grave crisis balcánica, que, según sus palabras, "se encuentra en el umbral de una peligrosa escalada, a pesar de los esfuerzos diplomáticos".

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El servicio de prensa del Kremlin difundió una declaración de Yeltsin a la prensa en la que se lee: "Los serbios de Bosnia deben cumplir los compromisos adquiridos con Rusia, y deben detener los ataques y retirarse de la ciudad de Gorazde, declarada zona de seguridad por la ONU". El presidente ruso añade asimismo que los serbios "deben garantizar las condiciones para que las fuerzas de la ONU puedan desplegarse en la ciudad y deben facilitar los movimientos al personal de la ONU en toda Bosnia-Herzegovina".Además, el presidente ruso reiteró su propuesta de celebrar una cumbre para detener el conflicto que desangra Bosnia-Herzegovina. "La comunidad mundial debe adoptar medidas decididas para alcanzar una solución política a la crisis bosnia", sigue la declaración presidencial, que subraya que el Ministerio de Exteriores ruso ha recibido las instrucciones pertinentes para orgenizar "cuidadosamente" la reunión.

Controversia

Según fuentes de la televisión rusa, citadas por la agencia France Presse, el contenido de la declaración del presidente ruso fue objeto de una fuerte controversia en el seno del Ministerio de Exteriores ruso. Andréi Kózirev, ministro de Exteriores, quiso matizar el contenido del texto difundido ayer porque "reconoce el fiasco de la diplomacia rusa en Yugoslavia", según la misma fuente.

Sin embargo, horas antes de que se difundiera la declaración presidencial, Kózirev también expresó su descontento por la actitud de los serbios de Bosnia. Kózirev advirtió a los serbios que no jueguen con la paciencia de la comunidad internacional. "Seguimos estando en contacto y recibiendo seguridades de los serbios sobre sus intenciones de no continuar bombardeando Gorazde y de que no pretenden tomar la ciudad", declaró Kózirev después de su entrevista con el líder palestino, Yasir Arafat, que se encuentra en visita oficial en Moscú.

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"De la manera más decidida recomiendo a la parte serbia que no continúe poniendo a prueba la paciencia de la comunidad mundial", agregó el jefe de la diplomacia rusa, claramente molesto con los serbios de Bosnia. Kózirev informó también de la conversación telefónica que mantuvo con su colega francés, Alain Juppé, durante la cual ambos diplomáticos discutieron la necesidad de que Rusia, Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU elaboren una posición conjunta ante los sucesos en Bosnia.

Mientras tanto, Vitali Churkin, viceministro de Exteriores y enviado especial del presidente ruso para el conflicto en la antigua Yugoslavia, se reunió ayer con el jefe de la Duma, Iván Ribkin, para tratar de conseguir "que se forme una visión correcta de los acontecimientos en Bosnia". "Estoy seguro de que la preocupación que expresé será compartida por nuestros círculos políticos y la opinión pública rusa", dijo Churkin. El enviado especial hizo durísimas declaraciones al regresar de la antigua Yugoslavia el martes, en las que insinuó que se deberían cesar todas las negociaciones con los serbios de Bosnia.

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