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El último aplauso a Fernando Rey

Madrid rinde un cálido homenaje de despedida al actor

Rocío García

ROCÍO GARCIA Paco Rabal no tuvo fuerzas para ver enterrar a su amigo Fernando Rey. Se quedó en Sevilla, mientras su compañero de Viridiana, el viejo hidalgo fetichista, era despedido al mediodía de ayer en el cementerio madrileño de La Almudena por cerca de 400 personas, que intentaron apagar su tristeza con aplausos y flores. Las caras más conocidas de las pantallas se mezclaron con anónimos madrileños y gente de la cultura para decir adiós al actor gallego más universal del cine español. El abrazo de la ministra de Cultura, Carmen Alborch, y la viuda de Fernando Rey, Mabel Karr, selló el sepelio.

Lo confirmó su hija Teresa Rabal, bañada en lágrimas: "Mi padre está tan afectado que no ha podido venir". Paco Rabal prefirió quizás quedarse con el recuerdo de alguno de los encuentros con el actor fallecido que han pasado a la historia del cine y el teatro español, como Viridiana y, años más tarde, su antológico dúo en la escena del Teatro Español interpretando Beckett.Sin embargo, hubo mucha gente del cine que, en discreto segundo plano, se acercó al cementerio para acompañar a la familia del actor, fallecido el pasado miércoles a los 76 años de un cáncer. Los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar, Pilar Miró, Loles León, Asumpta Serna, Emma Suárez, Manolo Zarzo, Massiel, Sara Montiel, José Luis Gómez, Juan Antonio Bardem, Juan Luis Galiardo, Víctor Valverde, Antonio Giménez Rico, Amparo Baró y muchos más acudieron a despedir a Fernando Rey. Asimismo se dieron cita en La Almudena la ministra Carmen Alborch, que llegó en el cortejo fúnebre; el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, el de La Coruña -ciudad en la que nació el actor- Francisco Vázquez, el subsecretario de Cultura, Enrique Linde, y el recién nombrado director general de cine, Enrique Balmaseda.

Ovación cerrada

El cortejo fúnebre llegó al cementerio poco antes de mediodía procedente de los estudios Buñuel, donde había sido instalada la capilla ardiente y donde se había rezado un responso, precedido de cuatro coches a rebosar de coronas de flores. Desde mucho antes, la tumba en la que iba a ser sepultado Fernando Rey se encontraba rodeada de fotógrafos y periodistas.

El corto recorrido del ataúd desde el coche fúnebre hasta la sepultura estuvo jalonado por un aplauso continuado, que se volvió ovación cerrada al cerrarse la losa como un último telón. Antes de procederse a depositar el féretro en el fondo del foso, un sacerdote, amigo de la familia, rezó un padrenuestro coreado por casi todos los presentes. La viuda, Mabel Karr, siempre apoyada en sus dos hijos, soportó más que serenamente el momento teniendo en cuenta la avalancha de fotógrafos. Tras depositar una rosa en la tumba de su marido, Mabel Karr fue ayudada por sus parientes a salir del agobio final de la ceremonia.

La ministra de Cultura, que asistió al sepelio detrás de la familia, pasó de la irritación al ver a un periodista radiofónico transmitir en directo el entierro con la alcachofa literalmente metida en el foso, a la tristeza y el lloro en los momentos finales. Camino de su coche, Carmen Alborch, asaltada por los periodistas, afirmó sentirse muy triste. "Es una pérdida muy importante, pero tenemos que aprender de todo lo que ha hecho, de todo lo que amaba el cine y de todo lo realizado al frente de la Academia del Cine. Espero que todo esto se quede entre nosotros".

"Siempre te llevaremos en el corazón"

"Fernando (REY), donde quiera que estés, a donde quiera que vayas, continuarás siendo un REY y nosotros tus vasallos incondicionales". Este texto, de un anónimo ciudadano, es un ejemplo del homenaje realizado a Fernando Rey con mensajes estampados en el libro de condolencias que la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas depositó en la antesala de los estudios Buñuel, donde el cuerpo del actor fue velado a lo largo del jueves, y de donde salió ayer por la puerta grande para ser enterrado en el cementerio de La Almudena. Atrás quedaron horas de discreto goteo pero constante de seguidores desconocidos y de apabullante presencia del mundo del cine.Una admiradora cordobesa escribió: "Contigo ha muerto el mayor mito del cine español", y un actor le recordó: "Quedarás en la memoria del cine y el corazón de todos los actores". El director de cine Julio Diamante firmó tras las siguientes palabras: "Un recuerdo tengo reciente e imborrable: una larga conversación profunda y muy hermosa en diciembre". Pedro Almodóvar fue conciso y definitivo en su recordatorio: "Fernando, si supiera que ahora puedes oírme... No pienso olvidarte".

Más contundente fue otro ciudadano con esta frase: "Los hombres pasan, las obras quedan" y otro más poético con esta otra: "Que disfrutes de tanta paz como tú nos has transmitido con tu arte". Uno que se calificaba como español amante del cine y seguidor de un gran actor le escribió simplemente: "Mi último adiós al genial Fernando".

Andrea Bronston, hija del productor Samuel Bronston, recientemente fallecido en Estados Unidos y constructor de los estudios Buñuel, la cima del cine de cartón piedra en España, escenario de grandes producciones como El Cid y Rey de Reyes, estampó también su firma de condolencia con la siguiente dedicatoria: "Fernando, te llevaremos todos en el corazón siempre".

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