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UN TEATRO EN LLAMASUN TEATRO EN LLAMAS

El Liceo será reconstruido en el mismo lugar

El coliseo operístico barcelonés ardió como una tea a causa de una chispa de soldadura

Jacinto Antón

La sala, el escenario y los palcos del Gran Teatro del Liceo de Barcelona no son ya más que una ruina humeante, una gran pavesa carbonizada. Un virulento incendio en el escenario, causado por la chispa incontrolada de un soplete, disolvió ayer el interior del coliseo operístico en una tormenta de fuego de ribetes wagnerianos. La destrucción es tan completa que el patio de butacas, convertido en un solar abrasado, no tiene más techo que el cielo. El fuego, que se inició a las once de la mañana, cuando un colegio visitaba el edificio, no produjo víctimas, a excepción del trabajador que hacía la soldadura, que sufrió quemaduras leves, y dos bomberos intoxicados por el humo. Las instituciones acordaron ayer reconstruir el Liceo tal como era.

El teatro será declarado siniestro total. Pese a la magnitud del suceso, se han salvado el Salón de los Espejos, el Círculo del Liceo y el Conservatorio, que se encuentra en el último piso del teatro. La fachada ha quedado intacta.Millares de barceloneses con templaron sobrecogidos desde La Rambla y las calles adyacentes cómo el Liceo iba siendo pasto de las llamas entre el ulular de las sirenas y el staccato de los helicópteros de bomberos.

El Liceo fue un infierno. Un volcán en erupción, un cráter que vomitaba fuego y del que ascendía un gigantesco penacho de humo visible desde toda la ciudad. Tras las barreras policiales, horrorizada y expectante, una multitud seguía la última y apocalíptica función del teatro. Olía a humo y a miedo mientras la pira en que se había convertido el Liceo vomitaba llamas más y más altas.

Infierno en la platea

Los bomberos atacaban el fuego desde arriba, con helicópteros y altas escaleras, y desde sus mismas entrañas, en la sala, con equipos dotados de máscaras de oxígeno. El agua entraba a presión por las puertas de los palcos para intentar sofocar el infierno que reinaba en la platea, con el techo desplomado ardiendo y las vigas de hierro fundiéndose. Sobre el pavimento de La Rambla, tendidas como serpientes, al sol, decenas de mangueras negras y amarillas convergían hacia la puerta principal del teatro. Del edificio, que ardía como una tea, salían a la carrera bomberos, empleados y miembros de la Guardia Urbana con pinturas y otras obras de arte del rico patrimonio del coso operístico. No han podido salvarse la mayor parte de los instrumentos de la orquesta.Un hombre grueso, enfundado en un mono azul, sollozaba bajo un plátano de La Rambla. Era uno de los soldadores. Un compañero se le acercó para consolarlo. "Has hecho lo que has podido". El hombre rompió a llorar.

La causa del pavoroso incendio que ha destruido uno de los coliseos operísticos más importantes del mundo fue, según todos los indicios, una chispa: la del soplete de un operario que realizaba trabajos de soldadura. Según la versión oficial, el fuego se inició en el escenario. La hipótesis de los bomberos es que las llamas sl4rgieron por debajo. El incendio se propagó a la sala a través del techo falso de madera, que se desplomó, y de los palcos de proscenio, que dan al interior del escenario. Sin embargo, del testimonio de algunos presentes, se desprende que el fuego se originó en lo alto, durante una soldadura para reparar el telón cortafuegos, metálico. Según esta versión, una chispa prendió en el telón de terciopelo, que se incendió. El incendio comenzó alrededor de las once de la mañana y quedó controlado hacia la una e la tarde.

El director del Liceo, Josep Caminal, insistió ayer en que los trabajos de soldadura se realizaban con todas las medidas de seuridad tomadas.

"Nos ha dado tiempo de sacar todo el patrimonio, los cuadros que habían en el teatro y en el Círculo del Liceo [25 lienzos de Ramon Casas, Modest Urgell, Santiago Rusiñol y otros]", explicó el jefe de los bomberos de Barcelona, Juan Carlos López. "Los sistemas de seguridad han funcionado, pero el edificio dispone de unas mangueras conectadas a la red viaria de agua que no poseen la suficiente presión".

Durante la tarde de ayer se celebró en Barcelona una reunión entre los principales representantes institucionales y los miembros del patronato del Liceo a fin de analizar las medidas necesarias para iniciar la reconstrucción del teatro. En la reunión se acordó la voluntad de todas las partes para realizar una rápida reconstrucción del Liceo "en el lugar y estilo que tenía hasta ahora".

Edificio de alto riesgo

El Liceo era un edificio de alto riesgo. Un estudio de seguridad definía como "precarios" sus sistemas contra incendios. El mismo documento apuntaba premonitoriamente que las instalaciones tenían "una carga potencial de fuego muy elevada y una capacidad de respuesta muy limitada", tal como recogía este diario el pasado 12 de diciembre. Eso significa que, para la gran cantidad de materiales inflamables que contenía el edificio, los extintores y mangas eran claramente insuficientes. El informe de seguridad de 1991 lo firmaba el arquitecto Ignasi de Solà Morales. La dirección del Liceo remitió este documento a las administraciones en 1991 y en 1993.La insuficiencia de los sistemas contra incendios estaba claramente detallada en el informe, que advertía de "la inexistencia de un grupo de presión de agua que asegure la potencia necesaria en caso de utilización masiva de todo el sisterna". El informe añadía: "No existe un sistema de detección de humos y tampoco un sistema racionalizado de creación de zonas estancas para aislar el fuego".

Lágrimas y esperanza

Cuando todavía humeaban los restos de la platea del Liceo, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol anunciaba que la reconstrucción del teatro se hará "de forma inmediata", e igual voluntad manifestaron los representantes del Ayuntamiento de Barcelona. La ministra de Cultura, Carmen Alborch, que se trasladó rápidamente ayer por la mañana a Barcelona, también indicó a la misma puerta del teatro lírico que el ministerio contribuirá a su reforma.El Rey hizo llegar su preocupación tanto a la Generalitat como al Ayuntamiento de Barcelona.

Carmen Alborch confesó que había llorado al ver el alcance del siniestro

"Es terrible, tenemos que tomar una decisión rápida", afirmó". El subsecretario de Cultura, Enrique, Linde, se mostró más cauto: "No hay que precipitarse; las decisiones no deben tomarse en caliente".

Ignasi de Solà-Morales, el arquitecto conservador del Liceo y autor del proyecto de ampliación, manifestó: "Ahora ya no cabe hablar de reforma de mínimos o máximos, ahora hay que rehacer todo el teatro".

Montserrat Caballé acudió al teatro barcelonés poco antes de las tres de la tarde y, tras abrazar llorosa al director del teatro, Josep Caminal, hizo un llamamiento público para la pronta reconstrucción del te tro: "Hemos de reconstruir el Liceo rápido, como lo hicieron nuestros tatarabuelos [el teatro sufrió otro incendio en 1861]. Ellos lo hicieron en un año y nosotros debemos estar a su altura".

La soprano Victoria de los Ángeles, quien aseguró que no tenía "lágrimas ya para llorar" afirmó que "el Liceo no es sólo un teatro, es un ser vivo".

El tenor Jaume Aragall confesó que tuvo que "morderse las lágrimas" cuando acudió a las Ramblas y vio en directo el incendio. Aragall propuso ayer que todos los 'cantantes líricos españoles ofrezcan un ciclo de conciertos para recaudar fondos con los que contribuir a la reconstrución del teatro.

"Amaba al Liceo", afirmó ayer Luciano Pavarotti a través de su representante. "Es una gran tragedia para los amantes de la música y para los ciudadanos de Barcelona". El tenor Alfredo Kraus también indicó que se trataba de "una pérdida muy grande para la ópera".

El compositor Cristóbal Halffter afirmó: "Es una pérdida muy grande para Barcelona, que pierde un edificio y una institución emblemática, y para toda España". Halffter considera que un país como España no puede funcionar con un sólo teatro de ópera y aseguró que esperaba que la reconstrucción del Liceo "empiece mañana mismo".

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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