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Crítica:MUSICA: FESTIVAL DE OTOÑO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Olavide, compositor jondo

Gonzalo de OlavideEl Festival de Otoño ha tenido el acierto de rendir homenaje a un excelente compositor nacido en la villa del Manzanares pero residente durante un cuarto de siglo en Ginebra: Gonzalo de Olavide. Allí alcanzó tanto prestigio que hoy podemos contemplar su imagen pintada en los altos del Victoria Hall junto a las de Ansermet, Honegger.El director, Arturo Tamayo presentó, como acostumbra, un programa interesantísimo y de gran dificultad. A las dos obras grandes de Olavide añadió la versión de concierto de El canto del ruiseñor, de Stravinski, y la suite Homenajes, de Falla. Hay que anticipar el excelente trabajo de la sinfónica madrileña y, en el Cante de Olavide, del coro comunitario, de cuyos resultados corresponde una parte importante de la responsabilidad y el mérito al director Tamayo.

Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid

Orquesta Sinfónica de Madrid. Coro de la Comunidad. Director: A. Tamayo. Obras de Olavide, Falla y Stravinski. Teatro Monumental de Madrid, 30 de noviembre.

Siento una especial devoción por el Cante in memoriam de García Lorca, escrito para la Orquesta Nacional y estrenado, bajo la dirección de Ros Marbá, en el Festival de Granada en 1980, con éxito grande.

Olavide, cuando compone, no gusta de andarse por las ramas, ni mucho menos de despachar sus partituras con meros recursos técnicos. Es un músico entero y jondo, como en su más alta poesía lo fue García Lorca. Así, tomó el breve y premonitorio poema Yo sé que mi perfil será tranquilo, lo estrujó y obtuvo de él un zumo vivo y una esencia evocadora del hombre-poeta, de su presencia y de su lejanía, de su ser y sus ámbitos. Las secuencias musicales idealizan las distintas estrofas del poema en un total hermoso y exigente que nos obliga a una escucha activa.

En el Homenaje a Falla, de 1976, escrito como el de Lorca por encargo de, la ONE, Olavide entiende al genial gaditano como músico abstracto, riguroso en la idea y perfeccionista en los procedimientos. La expansión del tema, hacia atrás y hacia adelante, como ve muy bien García del Busto, me parece un homenaje al arte de Falla que practicó tal solución en las Noches y, de manera más estricta, en el primer tiempo del Concierto.

Hubo en las versiones seriedad de concepto y claridad de ejecución, y quizá lo mejor de sí lo dio Tamayo en Stravinski; mostró, en cambio, una tendencia al apresuramiento en todos los tiempos de la suite Homenajes. Intérpretes y compositor fueron largamente aplaudidos por un público lejano en número y actitud al de los habituales fastos chaikovskianos.

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