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Ningún 'infiltrado' del Estado cooperó con la Mafia en el asesinato de Falcone

El asesinato del juez palermitano Giovanni Falcone fue obra exclusiva de la Mafia siciliana, al margen de que ésta pudiera actuar en connivencia con "sectores desviados de las instituciones", cuestión que todavía se investiga. Pero en el operativo no intervino ningún topo de los servicios secretos que advirtiera la salida de Roma del juez. Así lo ha establecido la magistratura de Trápani, que ayer dio por cerrada la investigación sobre el atentado, con la emisión de órdenes de detención contra 18 personas. La mayoría de éstas estaban ya en la cárcel, y sólo tres de los buscados se encuentran fugitivos.El comando de información que vigiló los movimientos de Falcone aquel 23 de mayo de 1992 en que fue asesinado estuvo integrado por tres mafiosos. Giusto Sciarrabba, de la familia de Noce, que seguía los pasos del juez en Roma, avisó de su salida de la capital. Gioacchino La Barbera, otro mafioso, apostado en el aeropuerto palermitano de Punta Raisa, advirtió, también con un teléfono celular, de la llegada del juez al comando que debía accionar la dinamita.

Un tercer control fue el de Calogero Gangi, que se apostó en una carnicería de su propiedad adyacente al domicilio del juez en Palermo. Desde allí, advirtió de que el coche del magistrado, que se guardaba habitualmente en el garaje de la casa, salía para recogerle en Punta Raisa.

'Comando' ejecutor

El comando ejecutor del atentado estuvo dirigido, en cambio, por Leoluca Bagarella, cuñado del jefe de los corleoneses, Salvatore Totó Riina. Lo integraban cuatro personas, que durante cinco días esperaron la llegada de Falcone en una ladera que les permitía observar el punto de la autopista de Punta Raisa a Palermo en el que había colocado la carga.

La identidad de los cuatro ha sido confirmada por las pruebas del ADN practicadas sobre las numerosas colillas de cigarrillos que se encontraron en la zona. Pero el eje de estas investigaciones giró en torno a las declaraciones de Santino Di Matteo, un nuevo arrepentido que intervino en los preparativos del atentado.

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Este ha confimado detalles como que el comando utilizó un monopatín para deslizar la dinamita bajo el canalón que atravesaba la autopista. O que el accionador fue un simple mando electrónico de los que abren garajes. No hubo tecnologías sofisticadas ni colaboración de la mafia colombiana.

Salvatore Sbeglia, un constructor mafioso de Palermo facilitó los detonadores y la dinamita, y el disparador fue accionado por Giovanni Brusca. Las más florido de las familias cooperó en esta acción, coordinada por Salvatore Biondino, el chófer personal de Totó Riina, y en la que hubo algún implicado, como Totó Cangemi, de gran tradición palermitana y habitualmente considerado poco amigo de los corleoneses.

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