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Enseñar a crear

La Escuela de Letras de Madrid llega a su quinto curso

Guillermo Altares

Enseñar a crear. Ésa era la idea que, en 1989, movió a un grupo de escritores, editores y críticos a poner en marcha una Escuela de Letras en Madrid, un centro que integra todas las ramas de la escritura dentro de un mismo método, un lugar donde, por encima de la enseñanza, está el aprendizaje. "La creación es incompatible con la universidad actual. Nosotros creemos que lo más importante es la creación", señala Alejandro Gándara, novelista y director de la Escuela.El curso que empezará a finales de octubre es el quinto de la Escuela. Por sus aulas han pasado casi mil estudiantes y, desde 1991, tiene una filial en Portugal. Algunos alumnos acuden en busca de lo que no encuentran en las facultades de letras. Otros proceden de carreras científicas. Casi todos son licenciados o profesionales liberales, entre 25 y 35 años.

La base principal de la enseñanza es la práctica, un método válido para todas las ramas que se estudian en la Escuela: prácticas de escritura, interpretación y composición, relato breve, periodismo, música y lenguaje, narración cinematográfica y retórica. Los estudios están divididos en tres ciclos: el Curso de Creación, el Curso de Especialidades y Técnicas y el Curso de Proyectos. También existe un programa Junior, dedicado a estudiantes de BUP y COU, y un programa de formación de profesoros de creación escrita.

En todos los casos hay que empezar por lo mismo. "Tenemos una diferencia básica con el pensamiento académico. Nuestra labor es que los alumnos desaprendan.. Trabajamos sobre la mirada, que elimina todas las barreras entre la conciencia y la memoria. Los alumnos del curso Junior progresan más rápido porque están menos encorsetados culturalmente. Los adultos tienen una imagen de la literatura, que luego, a la hora de escribir, se convierte en lugares comunes", asegura el novelista Juan José Millás, profesor y miembro del Consejo de Administración.

Ninguno de los profesores (creadores como Rosa Montero, Luis de Pablo, Constantino Bértolo o José María Guelbenzu) es un profesional de la enseñanza. Todos han dedicado su vida a lo suyo, o sea, a escribir. Ése es el bagaje que ofrecen a los alumnos. "El trabajo es práctico. La práctica es previa a cualquier elaboración. El! las clases se trabaja sobre todo con el diálogo. El armazón teórico es el que ha salido de la propia experiencia. Hay que ordenar la experiencia interior y encontrar las formas literarias relacionadas con ella", manifiesta Gándara. Y Millás añade: "Trabajamos sobre el caudal no sobre el cauce. El caudal es la experiencia interior y eso modifica el cauce. Esto no es un taller literario, aqui no enseñamos trucos". El diálogo se prolonga luego entre los alumnos que organizan grupos de trabajo o se reúnen para hablar de literatura.

La Escuela cuenta además con una editorial, un periódico (Factor Cinco, nombre que coincide con las señas del centro), una librería y una agencia de asociados llamada Escuela de Noche, con una agencia literaria, una asesoría profesional y una consultoría bibliográfica. El precio del curso es de 360.000 pesetas y 70.000 para los Junior.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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