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La Thyssen de Barcelona

La colección, que reúne 78 piezas de gran valor artístico, se inaugura esta semana en el Monasterio de Pedralbes

Llegó la hora. Tras cinco años de espera, esta semana se abre al público la colección Thyssen-Bornemisza de Barcelona en las reformadas salas del conjunto monumental del monasterio de Pedralbes. Se trata de 78 piezas, 70 pinturas y 8 esculturas, realizadas entre finales del siglo XIII y la segunda mitad del siglo XVIII. Gran parte de la colección se centra en la pintura italiana, desde los primitivos hasta el barroco tardío veneciano, si bien también hay una escogida representación de la pintura renacentista alemana y el arte barroco holandés y español. La colección se abrirá al público el día 28, pero antes habrá diversas inauguraciones. El día 21 se destinará a la visita de representantes del mundo académico y artístico barcelonés, y el día 23 se realizará la inauguración oficial, presidida por los Reyes.La colección Thyssen de Barcelona no tiene la entidad numérica de su homónima madrileña -integrada por cerca de 800 piezas-, pero cuenta con obras clave desde el punto de vista artístico -por ejemplo, La Virgen de la humildad, de Fra Angélico, y Vista de la Piazzetta di San Marco hacia la Laguna, de Francesco Guardi- que han sido seleccionadas una a una para que ilustren el conjunto de la colección y sean coherentes con el conjunto monumental y el arte catalán de la época.

La conservadora de las salas Thyssen de Barcelona, Inmaculada Gómez, no admite comparaciones y es tajante: "La colección Thyssen es una sola, pero la selección de las obras que debían ir a Barcelona se realizó antes de que se instalara el museo madrileño, por lo que estas obras han viajado directamente desde Lugano [ciudad suiza que era la sede de la colección] hasta Barcelona. No se trata de las migajas del museo madrileño, ni mucho menos; son piezas escogidas según unos criterios muy marcados. De hecho, aunque el palacio de Villahermosa tiene muchas más obras y abarca un periodo más amplio, la relación entre la cantidad y la calidad media de las obras es mayor en Barcelona que en Madrid".

Y es que la colección Thyssen de Barcelona responde a un concepto diferente del que inspira la del museo madrileño, del que, por otra parte, depende estructuralmente. En primer lugar, las piezas están en un marco, el monasterio de Pedralbes, que ya por sí solo vale cualquier visita. El monasterio, fundado en el siglo XIV por la reina Elisenda de Montcada (1293-1364), es de estilo gótico y alberga a una comunidad de monjas clarisas. La colección Thyssen se ha instalado en el antiguo dormitorio de las religiosas y en la Sala de la Reina, reformados por los arquitectos Pere López Iñigo y Josep Maria Julià recuperando las estructuras originales y destacando la austeridad y belleza de las líneas arquitectónicas.

La selección de las obras ha tenido en cuenta este entorno y, en consecuencia, la mayoría de ellas son de tema religioso, con una importante representación de pintura primitiva italiana de la época en que se construyó el monasterio. Ello permite confrontar estas pinturas -entre las que se encuentran tablas de Lorenzo Monaco, Taddeo Gaddi, el maestro de la capilla Dotto, etcétera- con los frescos que pintó al óleo en 1346 uno de los más importantes pintores medievales catalanes, Ferrer Bassa, que se encuentran en la capilla de Sant Miquel, situada en el claustro del monasterio.

De hecho, la pintura catalana del periodo medieval, e incluso la de épocas posteriores, estuvo muy influida por el arte italiano de la misma época, por lo que la selección realizada en la colección Thyssen será un importante complemento de las obras de artistas españoles que se expondrán en el futuro en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, actualmente en obras de reforma y cerrado al público.

La selección de las obras que se exponen en las salas Thyssen responde a un tercer criterio igualmente importante. Es un escaparate riguroso y representantivo del conjunto de la colección Thyssen-Bornemisza de estas épocas, y tanto en lo que se refiere a las pinturas venecianas como a los retratos alemanes del Renacimiento, las obras escogidas son de gran valor artístico. Para acentuar aún más este aspecto, 18 de las piezas expuestas son propiedad de empresas vinculadas a la familia Thyssen -las 60 restantes son ya propiedad del Estado español-, que las ha cedido en depósito para dar mayor realce a la colección barcelonesa.

La Sala Thyssen de Pedralbes permite, por sus dimensiones, una visita pausada y tranquila. Las obras están colocadas en orden cronológico -excepto la tabla de Fra Angélico que preside la sala mayor-, y el itinerario se inicia en la gran sala, con 17 pinturas del duecento y trecento italiano, en su mayoría de pequeño formato, que constituyen uno de sus mayores atractivos. El recorrido continúa con 16 pinturas del Renacimiento italiano entre las que figuran, por ejemplo, Retrato de grupo con la familia BenLorenzo Costa, y La Virgen con el niño (1545), de Tiziano. En esta sala se continúa con una selección de barroco italiano de la que destaca Tres mendigos (1763), de Giacomo Antonio Ceruti, y tras pasar por dos obras de Peter Paul Rubens, se acaba con un bloque dedicado al primer Renacimiento alemán, con obras de Cranach el Viejo y una serie de retratos de diferentes artistas que por sí solos ya justifican la visita al monasterio.

En la Sala de la Reina, de menor tamaño, se han colocado algunas piezas barrocas holandesas y españolas -destacan, entre otras, las pinturas de Velázquez y de Salomon Jacobsz van Ruysdael-, si bien la principal atracción son los cielos venecianos de El bucintoro en Venecia (1745-1750), de Canaletto, y Vista de la Piazzetta di San Marco hacia la Laguna, de Francesco Guardi. Esta última, así como las ocho esculturas y otras nueve pinturas, son propiedad de las empresas vinculadas a la familia Thyssen.

Tras la presentación de la colección a la prensa, prevista para hoy, y la visita de mañana de los representantes del mundo académico y artístico de Barcelona, la inauguración oficial del día 23, que presidirán los Reyes, debía incluir un concierto a cargo de la Capella Reial, que dirige Jordi Savall, pero finalmente se ha suspendido por incompatibilidad horaria. El concierto se celebrará a mediados de octubre para anunciar que en el futuro este grupo musical tendrá su nueva sede en el monasterio de Pedralbes.

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