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La Torre Sin Fin

Sobre un solar estrecho, riangular y difíil, a unos metros del arco de La Défense, se izará en 1995, o cuando se recupere la demanda de oficinas, la llamada Tour Sans Fins, que se añadirá a la serie de edificios monumentales del mandato de Mitterrand.El encargo de esta torre lo obtuvo Nouvel tras ganar el concurso en colaboración con Jean Marie Ibos, en 1989, y gracias, según los comentarios, al fuerte apoyo que en el jurado le prestó Norman Foster. La altura total será de 420 metros, y el diámetro, de tan sólo 43. Su aspecto en las maquetas es el de una chimenea que emerge desde la pofudidad de la tierra untada de oscuridad y va esclareciéndose a medida que asciende al cielo. La base comienza siendo de granito sin pulir y acaba en un vidrio transparente que la hará desvanecerse como si nunca tuviera término. Los problemas que presentaba su extrema delgadez en relación a la altura, considerados solubles hace unos meses, convierten el edificio en un suceso técnico y arquitectónico a la vez.

Más información
La estrella es Jean Nouvel

Un esfera diamantina en La Villette, una pirámide transparente en el Louvre, un cubo blanco en La Défense y, ahora, un cilindro evanescente junto al arco de Von SpreckeIsen.

He aquí el principal repertorio de grandes volúmenes primarios patrocinados por la sofisticada arquitectura de los ochenta en la capital de Francia.

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