Luz en el horror
Los organizadores del ciclo de Ballet Clásico de la Villa han sido engañados. Se anunció una conocida escuela coreográfica rusa, reforzada por solistas solventes, y lo visto finalmente en el foro de la plaza de Colón es un fraude mayúsculo, una triste sucesión de infelices y soporíferos pas de deux mal bailados, mal vestidos y mal nacidos.El único momento aceptable fue la variación de Kaye Kirb (Estonia, 1958), en Don Quijote, que, bellísima, correta y artista digna al fin, no pinta nada dentro de este bodrio que ofende al ballet mismo. Dos ejemplos: en La muerte del cisne casi todo vale hoy día, pero atribuirle a Mijaíl Fokin la aeróbica agonía que se vio es un exceso insultante al buen gusto. Por otra parte, Cascanueces necesita, de entrada, que la bailarina pueda sostenerse sobre las puntas y que su compañero no insista en bailar de espaldas al público, amén de saberse los pasos, no ser sordo y otros detalles.
Escuela Coreográfica de Perm y solistas invitados
Preludios: Ruffo/Rachmaninov; La muerte del cisne: Fokin/Saint-Saëns; Romeo y Julieta: Chernishov/Berlioz; Fénix: Ruffo/Chopin; Rêve de Brel: Smarzlik/Brel; Cascanueces: Ivanov/ Chaikovski; Carmen: Ruffo/Bizet-Schedrin; Don Qujote: Petipa-Gorski / Minkus. Ciclo de Ballet Clásico. Centro Cultural de la Villa. Madrid, 21 de abril.