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España ingresa mañana en el Consejo de Seguridad de una ONU que ha impulsado las misiones de paz

España accederá mañana por tercera vez en su historia al Consejo de Seguridad de la ONU, pero, a diferencia de las veces anteriores (1969-1970 y 1981-1982), su ingreso en el órgano decisorio coincide ahora, tras el fin de la guerra fría, con una etapa de esplendor de Naciones Unidas en la que empieza a funcionar tal y como se previó en sus orígenes, como una organización de mantenimiento de la paz y de promoción de los derechos humanos.

La Asamblea General de la ONU eligió el 27 de octubre, en una primera vuelta, a España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad por 118 votos y, en una tercera votación, a Nueva Zelanda por 117 sufragios. Ambos países sustituyen a Bélgica y Austria, que representaban en ese órgano al llamado Grupo de Europa Occidental y otros.La incorporación de España a este club de élite de 15 miembros obligará, sin embargo, a la diplomacia española a definirse con más celeridad y precisión sobre una serie de asuntos candentes, empezando por el del Sáhara Occidental, donde el referéndum de autodeterminación previsto por la ONU para enero de 1992 no ha llegado a celebrarse. "Justamente para mojarnos asumiendo más responsabilidades hemos querido estar presentes en el Consejo de Seguridad", declaró recientemente el ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana.

La convivencia de España con Marruecos durante un año en este órgano -el país magrebí dejará de ser miembro en enero de 1994- preocupa un poco a los responsables de Exteriores, que temen que Rabat intente, con la ayuda de Francia, sacar partido de sus últimos meses de presencia en el Consejo de Seguridad. El encargado de relaciones exteriores del Polisarlo, Bachir Mustafá Sayed, pidió a Solana en septiembre que España frenase el ímpetu marroquí.

El ingreso en el Consejo de Seguridad permitirá a la diplomacia española superar su frustración de no estar presente en el meollo de la toma de decisiones que le afectan directamente, como, por ejemplo, las concernientes a la ex Yugoslavia, donde España cuenta con un contingente de 750 cascos azules. "Desde hace unos años", comenta un alto cargo de Exteriores, "a medida que se ahonda la cooperación política europea, Francia y el Reino Unido nos tienen, sin embargo, algo mejor informados".

Bienio clave

Este bienio de presencia en el Consejo será clave porque, resaltaba el secretario general de la ONU, Butros Gali, "( ... )los años que transcurran entre 1992 y el 500 aniversario, en 1995, determinarán el rumbo de la organización y la contribución que ésta haya de hacer a la próxima generación o a varias generaciones". Fiel reflejo del mundo tras la Segunda Guerra Mundial, el Consejo de Seguridad sería reestructurado, según varios proyectos, para acoger a otros cinco miembros permanentes -Alemania, Brasil, India, Japón y Nigeria, aunque, probablemente, sin derecho de veto.

La diplomacia española no ha elaborado un cuerpo de doctrina sobre la reforma de la ONU, aunque algunos de sus responsables acarician la idea de crear además el estatuto de miembros semipermanentes o rotatorios para que España se pudiese turnar en ese puesto con países como Canadá o Italia. La solución ideal sería que la CE cuente con un escaño permanente en el Consejo.

Minuciosamente diseñadopor una campaña de recolección de votos, el acceso al Consejo de Seguridad de España también está siendo preparado por el ministerio y la misión española ante la ONU en Nueva York, dirigida por Juan Antonio Yáñez, que hasta abril de 1991 fue el asesor internacional del presidente Felipe González. La plantilla de diplomáticos se ha ampliado hasta la docena.

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