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45º FESTIVAL DE CANNES

'El sol del membrillo', de Erice, gana el Premio de la Crítica Internacional

La película de Víctor Erice El sol del membrillo obtuvo ayer el prestigioso premio, de carácter no oficial pero sumamente indicativo, de la Federación Internacional de Críticos de Cine (Fipresci) en el apartado de filmes de la sección oficial. La película, cuya proyección fue recibida con división de opiniones, ha ido ganando en las opiniones de críticos y profesionales. Ayer siguió subiendo la calidad de la sección oficial con De ratones y hombres, del estadounidense Gary Sinise, con John Malkovich, y Leolo, del canadiense Jean-Claude Lauzon, delicada e inteligente elegía, que engrosa la lista de las candidatas a premio oficial, en la que no hay indiscutibles favoritos.

ENVIADO ESPECIALPese a ello, se barajan insistentemente varios títulos, entre ellos el del filme español El sol del membrillo. La noticia de los premios, al contrario que en otros festivales, se mantiene en éste siempre en riguroso secreto, pues su difusión está secuestrada por la cadena de la televisión francesa Antenne 2, que compra todos los años la exclusiva de la retransmisión en directo de la ceremonla de clausura. Varias publicaciones especializadas, emisoras de radio, programas de televisión y algunos periódicos de aquí, que ven cómo se les viene encima otro año sin que el cine francés triunfe en su propio feudo -EE UU lleva tres años consecutivos ganando la Palma de Oro y Cannes 92 puede convertirse en el cuarto con The player, de Robert Altman- iniciaron ayer sin pudor alguno una descarada campaña de canonización de La sentinelle, película dirigida por el joven francés Arnaud Desplechin, para así ponerla artificialmente en boca de todos y que suene y resuene como aspirante al triunfo.

El disparate es de tal calibre que de conducir a buen puerto a sus organizadores pondría al broche final de Cannes 92 en los calzones del ridículo más absoluto, tal como ya ocurrió, hace cinco años, en el 40º aniversario de este festival, cuando un habilísimo golpe de mano de Yves Montand, en aquella ocasión presidente del jurado, llevó mediante la ley del embudo la Palma de Oro a manos de su compatriota Maurice Pialat por su mediocre Bajo el sol de Satán.

Los títulos que suenan cada vez con mayor insistencia como posibles triunfadores -además del citado The player- son Howards end, una buena película británica dirigida con superficialidad y buen gusto por James Ivory, pero encumbrada por eltalento de sus intérpretes, Vanesa Redgrave y Anthony Hopkins; Las mejores intenciones, un prodigioso guión de Ingmar Bergman muy sólido y elegantemente realizado por Bille August, y El sol del membrillo, que aunque rechazada por muchos sigue despertando entusiasmos en relevantes profesionales y estudiosos del cine francés y mundial aquí presentes.

Erice gana terreno

Aunque inicialmente creó una acusada división de opiniones, El sol del membrillo ha ido ganando terreno cada día después de su proyección y hoy cuenta aquí con cada vez más incondicionales, aunque no le faltan las opiniones que resultan abiertamente hostiles. La película se abre paso con tanta firmeza que incluso quienes están presionando desde sus medios para que Francia se lleve esta vez el gato al agua, añaden que el filme español debería ser tenido en cuenta para el Premio Especial del Jurado, que tiene tanto o más prestigio que la propia Palma de Oro.

Las espadas están en alto y nada se vaticina con demasiada convicción ni fiabilidad, pues la serie de obras citadas -a las que se pueden añadir la estadounidense Instinto básico, por la interpretación de Sharon Stone; la británica The long day closes, por la exquisitez del estilo de su director, Terence Davies, y la italiana Ladrón de niños, de Gianni Amelio, que ayer obtuvo el premio del Jurado Ecuménico -pueden barajarse de muchas y muy retorcidas maneras. En las componendas del jurado alguna de ellas puede caerse y dejar su hueco a otra completamente insospechada. La solución, hoy.

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