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El vértigo previo a los 'oscars'

La ceremonia de entrega de premios culmina meses de intensos preparativos

Todo el trabajo previo de promoción acabó. La suerte ya estaba en los sobres que se iban a destapar en directo, ante una audiencia de centenares de millones de personas, esta madrugada, hora peninsular, en el Dorothy Chandler Pavillion de Los Ángeles. Sin embargo, para los participantes de la ceremonia, las horas previas a ésta fueron lo más parecido al vértigo. En la sala, minutos antes, Whoopie Goldberg se abría paso hacia el escenario, entre grupos de trabajadores de la televisión, maquilladoras y bailarines, en una confusión de actividad digna de haber sido filmada por el camarégrafo que se introdujo en la sala de fiestas de la película Goodfellas, de Martin Scorsese.

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Desequilibrados

Los transmisores-receptores de decenas de guardias de seguridad interferían el sonido de la armónica de un anciano actor con camisa de gorguera, mientras éste, que enarbolaba un póster de Lo que el viento se llevó con una mano y sujetaba la armónica con la otra, pedía una oportunidad para alcanzar la fama. Sally Field, menuda en sus vaqueros, esperaba junto con una cesta de perfumes y bombones a que la pasaran a recoger. Jessica Tandy caminaba renqueando con la vista fija en el suelo, tratando de parecer ajena al desbarajuste.Pero ayer, a las seis en punto de la tarde (cuatro de la madrugada hora peninsular española), lo esperado era que todos sonrieran a las cámaras como si el espectáculo que llevan meses preparando saliera sin el menor esfuerzo.

A las puertas del Dorothy Chandler Pavillion, filas de fans engrosaban su colección de autógrafos aplastando sus cuerpos contra las barreras de seguridad. Un grupo de siete mujeres recogía las mantas sobre las que habían dormido desde hacía dos noches para asegurarse un buen lugar para ver la llegada de estrellas. Esta pandilla femenina de San Diego lleva 23 años acudiendo a los oscars para ver a sus ídolos caminar por la alfombra roja de la entrada. Tras la pérdida de glamour del mundo del cine en los años ochenta, cuando Bo Derék se atrevió a presentarse vestida con un saco, el grupo aseguraba ayer que las actrices han recuperado el interés por la sofisticación y que esta edición se preveía como un desfile de ostentación.

En el lugar elegido para este año se habrán sentado 3.197 personalidades, la mitad del aforo con el que cuenta el Shrine Auditorium, donde se celebró la entrega en la pasada edición. Teniendo en cuenta la dificultad de espacio y el hecho de que a cada uno de los 155 seleccionados sólo se le han entregado dos entradas, es posible que en la teventa éstas hayan superado el precio récord de 1.500 dólares (unas 150.000 pesetas) del año pasado.

Manifestación

Los agraciados se preparaban ayer para dejarse fotografiar, y para hacer declaraciones a los 650 periodistas acreditados, que se sitúan en el exterior en una pequeña réplica del escenario. El anuncio de una manifestación de grupos de homosexuales para protestar por la homofobia de Hollywood seguía siendo firme horas antes de iniciarse la entrega, pero el productor de la ceremonia, Gene Gates, se mostraba tranquilo. "No creo que provoquen ningún problema en el interior", explicó, en referencia a las amenazas de que las citadas organizaciones habrían infiltrado a activistas para interrumpir la velada, "que este año será mayor, mejor y más difícil que ninguno de los anteriores".Para evitar las aglomeraciones de tráfico de las llegadas de las limusinas, algunos de los trabajadores del Downtown de Los Ángeles recibieron autorización para abandonar sus trabajos a las dos de la tarde, cuatro horas antes del inicio de la ceremonia.

Las históricas actrices Elizabeth Taylor y Shirley Maclaine, ganadoras de dos y un oscar, respectivamente, habían confirmado ayer su asistencia. Actores como Paul Newman y Michael Douglas también tenían previsto asistir en esta ocasión al más brillante de los encuentros de las estrellas del mundo del cine, para presenciar un año más cómo los ganadores agradecen el premio agarrando, el Oscar del cuello y los perdedores sonríen como si no les importara.

Veinticinco hombres y mujeres componen la lista, con otros 120 candidatos, de candidatos a llevarse a casa la estatuilla dorada representa el máximo reconocimiento para un cineasta. El valor del Oscar es algo más que simbólico. A la mañana siguiente de la ceremonia, los actores que han dormido con el éxito se levantan con su cotización profesional duplicada.

Por ello, no es extraña la pasión con la que los intérpretes defienden sus candidaturas. Muchos de ellos han contratado a relaciones públicas que se han asegurado de hacer llegar las cintas con sus películas a los casi 7.000 jurados.

Dibujos animados

Los oscar de Hollywood de este ano, cuya ceremonia de entrega se celebraba en Los Ángeles esta madrugada, hora peninsular española, presentaban por primera en la historia a una producción de dibujos animados, La bella y la bestia, como candidata al premio a la mejor película. La obra de los estudios Disney aparecía como la favorita en las encuestas de público y en las predicciones de los críticos junto con El silencio de los corderos, un filme de muy distinto signo, basado en la psicología dé un caníbal. En la amplia relación de candidatos el interés se centraba ayer en el premio al mejor actor.La posibilidad de que unos dibujos animados se impongan frente a películas como Bugsy, JFK, El príncipe de las mareas y El silencio de los corderos supondría que el grupo de actores que componen mayoritariamente el jurado de la Academia de las Artes Cinematográficas apostase por una producción de muñecos pintados en contra de obras con personajes de carne y hueso.

Las profecías periodísticas señalaban La bella y la bestia y El silencio de los corderos como su cara o cruz para la mejor película, tras muchos devaneos entre los pros y los contras de las candidaturas. El silencio de los corderos tiene a su favor con un gran éxito de taquilla, aunque un thriller de canibalismo no es muy del gusto de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que año tras año entrega los premios.

La película JFK tiene como ventaja el que Hollywood puede sentirse orgullosa de que uno de sus filmes ha obligado al Congreso de Estados Unidos a reconsiderar la apertura de los documentos sobre el asesinato de John F. Kennedy. Sin embargo, algunos especialistas la consideraban demasiado controvertida y poco respetuosa con los hechos y las instituciones como para que finalmente gane. La película sobre el pionero de Las Vegas, el mafioso Bugsy, tiene todo el glamour del viejo Hollywood y está seleccionada en 10 categorías, pero su éxito de taquilla escaso juega en su contra en las quinielas previas a los oscar.

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