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Aranguren habla de su autobiografía intelectual

"Los intelectuales de hoy, o guardan silencio o están domesticados por el poder", dice el filósofo José Luis López Aranguren, que hoy comenzará un ciclo de cuatro conferencias en la Residencia de Estudiantes de Madrid, bajo el tema general de La filosofía en la vida y la vida de la filosofía. Aranguren, considerado el introductor de los estudios de ética en España, mérito que él niega, hará una evocación de las cuatro etapas fundamentales de su vida intelectual; las conferencias constituyen una suerte de preludio a un libro con el mismo tema.Pero antes Aranguren tiene que cumplir con el encargo de una editorial de escribir una evocación de la Ávila del tiempo de Santa Teresa, misión que le agrada y al tiempo teme pues Ávila es la ciudad donde nació y la de su primera infancia. Luego ha vuelto sobre todo a las dos fincas familiares que posee a siete kilómetros de la ciudad: El Cerezo y Valderrosa.

Aranguren nació a la especulación sobre la ética cuando, en la España de la inmediata posguerra, hizo de su pensamiento una síntesis entre el catolicismo cultural representado por pensadores como Eugenio D'Ors o Romano Guardini, o la revista Escorial, y el protestantismo existencial de Heidegger, que era la corriente que venía del norte.

En la preparación de las oposiciones a la cátedra de ética, en Madrid, Aranguren escribió El protestantismo y la moral, que marca el comienzo de una segunda etapa en su obra, por él llamada Ética. "Yo reconozco como influencias decisivas el clasicismo de Aristóteles y Santo Tomás", dice Aranguren, "y también a Ortega y Zubiri (amigo suyo) y Heidegger". En cuanto a la introducción de los estudios de ética en España, Aranguren, que reclama el reconocimiento de García Morente, supone que su propia reputación se debe en buena parte a que las cátedras de ética en España están pobladas por alumnos suyos. O por alumnas, subraya: Victoria Camps en Barcelona, Esperanza Guisán en Santiago, o Adela Cortina en Valencia.

La etapa que él mismo denomina Ética y moral nace cuando Aranguren se preocupa por los actos, al tiempo que la especulación teórica, y que inevitablemente dio paso a la siguiente y última, que él llama El oficio del intelectual: esto es, la participación del intelectual en la vida pública. Esa concepción, empezando por el nombre de intelectual, nace cuando un grupo de escritores franceses, encabezauos por Émile Zola con su artículo J' accuse, se opone a la arbitrariedad del caso Dreyfuss.

También se quita Aranguren la importancia como intelectual antifranquista, que le viene de haber sido expulsado de la cátedra junto a Enrique Tierno y Agustín García Calvo. "Fue mucho menos duro de lo que la gente piensa", dice Aranguren, pues ello le dio la oportunidad de conocer a fondo "uno de los lugares más interesantes de la época", California.

Heredero de una tradición de participación en la vida pública encarnada por los ilustrados, los regeneracionistas, Unamuno y Ortega, Aranguren piensa que la influencia intelectual en el país ya no la ejercen concretas individualidades, sino un intelectual colectivo que participa en los medios de comunicación.

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