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EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Cubanos de Miami... en Moscú

Mas Canosa, el más conservador líder del exilio, hace campaña en la URSS

Antonio Caño

Cuando al llegar a Miami pregunté por Jorge Mas Canosa, el líder más conservador y más popular del exilio cubano, me dijeron que no se encontraba en la ciudad, pero que podría localizarle en el 011 / 7095-251 02 48. ¿El 011 ? ¡Pero no es necesario marcar el 0 11 para llamar a Estados Unidos! "Es que no está en Estados Unidos, está en Moscú". Está ... ¿en dónde? "En Moscú".

-Con la habitación 505, por favor.-¿Quiere usted hablar con el señor Mas Canosa? -dice una voz en inglés-. Un momento, le comunico.

-Señor Mas, lo último que podía imaginarme es tener que llamar a Moscú para encontrar al presidente de la Fundación Cubano-Americana.

-Pues, ya ve.

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-Y ¿cómo se siente usted buscando en la URSS el apoyo necesario para derrocar a Fidel?

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-Me es difícil darme cuenta de lo que está sucediendo en realidad. Siento una emoción de la que todavía no he conseguido sobreponerme. Yo, que he luchado toda mi vida contra los valores que este país representaba, tengo que reconocer hoy que me equivoqué. En contra de lo que podría esperarme, he encontrado aquí una mano amiga, una actitud de solidaridad y un pueblo con emociones y pasiones distintas a lo que yo suponía.

Después de más de 30 años soñando con una intervención norteamericana en Cuba, después de haber gastado enormes cantidades de tiempo y dinero en conseguir el respaldo del Gobierno de Washington, la comunidad cubana de Miami mira hacia la URSS con la esperanza de que venga desde allí el empujón final para acabar con el régimen socialista de La Habana.

"He recibido la seguridad", dice Mas Canosa, "de que los subsidios a Cuba terminarán, que las tropas soviéticas regresarán a su país y que la ayuda militar será eliminada. Todos tenemos que ser conscientes de que esto supone un hito en la historia de Cuba y el fin definitivo de Fidel Castro".

Los 700.000 cubanos de Miami comparten la esperanza de Mas Canosa. Todos paladean ya una victoria segura en la que sólo falta por conocer el día del regreso a Cuba, pero el abanico político se ha abierto en las vísperas del triunfo, y nuevas voces más liberales se alzan hoy en discrepancia con la posición de la Fundación Cubano -Americana.

Ramón Cernuda, representante de la Coordinadora de Organizaciones de los Derechos Humanos, propicia el diálogo entre cubanos para evitar que el final de la revolución en su país resulte sangriento. "Todo el que sabe sumar y restar se da cuenta de que nos encontramos ante la posibilidad de una situación apocalíptica en Cuba", dice Cernuda. Ante ese riesgo, el dirigente liberal cubano cree que proponer que la URSS se sume al bloqueo norteamericano contra La Habana es "un crimen". "La extrema derecha quiere matar de hambre al pueblo cubano".

Democratización pacífica

Ramón Cernuda, en la misma línea de los disidentes que actúan en el interior de la isla, considera que Ias relaciones comerciales entre Cuba y la URSS deben ser normales, y el suministro de petróleo debe continuar en el marco de unas relaciones comerciales normales. Hay que procurar disminuir las tensiones para que la democratización no llegue a punta de pistola. No queremos que se llegue al extremo por el que los conservadores abogan aquí en Miami".

Pero son esos conservadores de los que habla Cernuda los que cuentan con el apoyo de la Administración norteamericana, que ha condicionado su ayuda a Moscú al cese de toda colaboración soviética con Cuba y que estudia para los próximos meses nuevas medidas de presión sobre el Gobierno de La Habana.

Fuentes cubanas en Miami afirman que Washington está a punto de anunciar la limitación del envío de paquetes desde Miami a Cuba -unos 200.000 al año- y de dinero para ayudar a los familiares en la isla, con lo que Cuba perdería su principal fuente de divisas y de apoyo alimenticio en estos momentos.

Estados Unidos no parece decidido a apretar el acelerador hasta el fondo en el tema cubano, pero tampoco ve factible una política de diálogo con Castro como la que promueven las democracias latinoamericanas y España. El hombre de Washington, por tanto, no es Ramón Cernuda, Elizardo Sánchez, Hubert Matos o Gustavo Arcos, sino Jorge Mas Canosa, quien, en tres administraciones republicanas se ha convertido en el más claro aspirante a la sucesión de Fidel Castro. Llegado a Florida como un estudiante de 20 años en 1960, Jorge Mas se embarcó un año después en la expedición de Bahía de Cochinos, pero su barco nunca llegó a la costa. Anticomunista recalcitrante, dueño de un Mercedes blindado que perteneció a Somoza, hombre apasionado y con fama de agresivo, es al mismo tiempo un claro exponente del milagro alcanzado por la comunidad cubana en la construcción de lo que hoy es una de las ciudades más pujantes de Estados Unidos. Su mayor éxito político ha sido el de crear en Washington un poderoso grupo de presión anticastrista. Para ello, entre otras formas de influencia, la Fundación Cubano-Americana contribuyó en 1988, según The Wall Street Journal, con cerca de 200.000 dólares a la campaña de varios congresistas.

Nueva Constitución

Mas Canosa, que dice gastar el 90% de su tiempo en buscar una solución para Cuba y el 10% restante en su negocio de instalación de cables telefónicos para la compañía Southern Bell, está trabajando ya en la elaboración de una nueva Constitución y de un Gobierno provisional para el poscastrismo.

Aparte de sus fieles de la Fundación, Mas encuentra, sin embargo, dificultades para conseguir la colaboración de otros dirigentes del exilio, que lo consideran excesivamente autoritario. Y es que el exilio también ha cambiado un poco. Lo que los cubanos socialistas llaman despectivamente la gusanera sigue siendo un importante reducto conservador, pero otras ideas representadas por nuevas generaciones se van abriendo paso.

Recientemente apareció en Miami una publicación de humor cuya cabecera es Exilium Tremens y en la que se cita con la misma mordacidad e irreverencia a las personalidades cubanas de dentro y fuera de la isla. "Hace unos años, alguien que se hubiera atrevido a hacer eso hubiera puesto su vida en peligro", afirma un destacado periodista cubano-americano de Miami.

Las principales discrepancias tienen que ver con la posibilidad de un diálogo con las autoridades cubanas: mientras la Coordinadora de Organizaciones de Derechos Humanos es partidaria de una solución negociada de la crisis cubana, la Fundación sostiene que no hay nada que conversar con Fidel Castro. "La política (le la extrema derecha es la de esperar una placita de Tiananmen para mover toda su influencia en Washington hasta conseguir una intervención militar, afirma Ramón Cernuda.

No todos volverán, por supuesto (se calcula que lo hará un 25%) pero casi todos tienen en mei,rite negocios, inversiones, un futuro, reIcionado con Cuba.

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