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Retrospectiva de Tápies en el Centro Atlántico de Arte Moderno

El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria descubre desde ayer a los ojos de los aficionados la pintura de un Tápies desconocido. Una exposición retrospectiva, Tápies, celebració de la mel, organizada por la institución que dirige el escultor canario Martín Chirino, reúne 58 obras realizadas por el artista catalán entre los años 1953 y 1990, donde el barniz es el protagonista central de su lenguaje estético. La muestra es deliberadamente un homenaje del maestro español a la filosofía hindú, que ha marcado su obra en los últimos 15 años.La selección de los cuadros fue dirigida y producida por la Fundació Antoni Tápies de Barcelona; el director de su museo, Manuel Borja-Villel, es el comisario de la misma. La exposición, que permanecerá abierta en el CAAM hasta el 1 de septiembre, será expuesta posteriormente en Portugal, en la FundaQao Serralves de Porto, y en la Fundaçao Calouste Gulbenkian de Lisboa. Finalmente, será exhibida en la fundación que lleva su nombre. Borja-Villel asegura que esta individual de Tápies ofrece una "visión nueva de su arte".

Cántico hindú

En opinión del comisario de la muestra, el propio título de la colección, que copia el nombre de una upanishada (cántico hindú que inspira armonía), refleja ya el significado espiritual de esta producción específica de Tápies. La propuesta del CAAM, según Borja-Villel, servirá para demostrar que Tápies trabajaba con barnices desde los años cincuenta, y no de un tiempo a esta parte, "como algunos pudieran pensar"."Es cierto", dice el comisario de la exposición, "que el pintor a partir de los años setenta decidió deslindar sus obras matéricas de las que realizaba con barnices". Esto fue así, añade, "porque Tápies descubrió que lo importante no era, como había pensado hasta entonces, el objeto del deseo, o sea, el continente de la obra, sino la gestualidad de su pintura en sí misma, como proclama la doctrina oriental".

Los barnices más recientes constituyen una auténtica práctica caligráfica y un ejercicio de transparencias, mientras que en épocas anteriores el mismo material, de dificil control, era en la obra de Tápies, por lo general, una "superficie-muro" sobre la que se inscribían grafitos y huellas o como materia orgánica que adhería a otra superficie. Según Borja-Villel, los barnices han adquIrldo un valor primordial en la obra de Tápies en los últimos 15 años.

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