Encuentro excepcional en Montreux entre Miles Davis y Quincey Jones
ENVIADO ESPECIAL
El concierto del lunes en Montreux fue un acontecimiento que tal vez no sea irrepetible pero sí es más que improbable que algo parecido pueda volver a oirse en público. Miles Davis recuperando los arreglos de corte sinfónico que el malogrado Gil Evans le había escrito en los años cuarenta y cincuenta. 46 músicos y tres solistas sobre el escenario del Casino de Montreux aglutinados por Quincy Jones alrededor de un puñado de partituras de las más bellas nunca salidas de la pluma de un jazzman. El genio de Gil Evans, uno de los mayores de la historia de la música de este siglo, revoloteó de nuevo sobre un escenario arropando de forma amorosa e inapelable la trompeta algo cansada de Miles. Recuperar estos arreglos ha sido un acto de valentía por parte de Miles, que no los había vuelto a tocar desde la época de su grabación. Un acto de valentía que se convirtió en uno de los conciertos más intensos y reconfortantes de los últimos tiempos.
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