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HACIA UNA NUEVA EUROPA

El muro de Berlín se traslada a Yugoslavia

La guerra comercial entre Serbia y Eslovenia amenaza con desintegrar la federación balcánica

."¿Cuál ha sido el verdadero motivo del viaje del presidente yugoslavo, Janez Drnovsek, a la República Federal de Alemania [del 4 al 6 de diciembre]? Recoger los ladrillos del muro de Berlín para construir otro en su país". Este amargo chiste yugoslavo revela la realidad del país balcánico, que por primera vez desde su creación en 1918 se ve seriamente amenazado con la desintegración.

El proceso de autodestrucción, iniciado por los conflictos étnico-ideológicos, alcanzó su culminación con el estallido de la guerra comercial entre Serbia y Eslovenia el pasado día 29. El llamamiento al boicoteo de Eslovenia fue inspirado por la prohibición de una manifestación serbia en Lubliana (capital de Eslovenia), y, según el presidente esloveno, Janez Stanovnic, "representa una agresión contra Yugoslavia". "El objetivo de los ataques a Eslovenia es la destrucción de la opción política democrática", afirmó, por su parte, Ciril Ribicic, miembro de la presidencia del partido comunista eslovenio.Desde la declaración de la guerra comercial a Eslovenia, las autoridades serbias han ejercido una enorme presión sobre las empresas de esta república para que rescindan los contratos comerciales, dejen de comprar los productos eslovenos y parar la venta de los productos serbios a Eslovenia. Los economistas oficiales serbios han calificado de útil esta decisión, ya que "Serbia era una colonia Eslovenia" y ahora "deberían maximizar su potencial y ventajas económicas incluyendo el cierre del mercado para los productos eslovenos". Más de 80 contratos han sido rescindidos. Las mercancías eslovenas, sobre todos los productos de consumo, generalmente los más caros y los mejores en Yugoslavia, se han retirado de los escaparates. La sucursal del Banco de Lubliana en Belgrado cambiará de nombre y se escindirá de la sede eslovena, a la vez que se anuncia ya que no habrá más espacios para las oficinas y las tiendas eslovenas en Serbia. Las pérdidas económicas no se calculan, pues "la dignidad nacional se antepone a los intereses económicos", a pesar de la inflación del 2.000% y el colapso económico.

Eslovenia exporta a Serbia un 8% de sus productos, mientras Serbia provee a la república occidental con un 3% de los suyos. Sin embargo, estas cifras globales esconden que algunas empresas, tanto serbias como eslovenas, dependen en gran medida de sus socios de la otra república.

Ir hasta el final

"Esta vez los serbios van en serios", declaró Joze Smole, dirigente de la Alianza Socialista eslovena. Tenía razón, pues Slobodan Milosevic y su equipo parecen determinados a ir hasta las últimas consecuencias para imponer su voluntad política. Al asumir la presidencia de Serbia, el 6 de diciembre, Milosevic lanzó uno de sus discursos más combativos: "El conservadurismo en Eslovenia está enfrentándose con las fuerzas de progreso en Yugoslavia, y sobre todo con los cambios políticos y económicos progresistas en Serbia". Los serbios seguirán castigando a los eslovenos hasta que el Gobierno de esta república no se disculpe por sus actitudes hacia la provincia de Kosovo y no modifique sus enmiendas constitucionales, que incluyen el derecho a la secesión; es decir, hasta que no dimita.

Por otra parte, Milosevic justificó su política de mano dura al decir que el pueblo no está interesado en las cuestiones ideológicas. Que el pueblo no está desinteresado en la ideología lo demostraron los 13 intelectuales serbios que formaron el comité iniciativo para la creación del partido democrático. Sin embargo, mientras la oposición sigue contando poco, en todas las repúblicas yugoslavas excepto excepto Eslovenia, son los dirigentes comunistas -quienes han dividido el mercado yugoslavo en seis economías autárquicas para asegurar sus influencias- quienes determinarán el futuro del país. El primer ministro yugoslavo, Ante Markovic, silencioso hasta el momento sobre el conflicto, anunció el jueves que seguirá hasta el fondo con la reforma económica.

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En el terreno político el conflicto esloveno-serbio esconde bajo el lema nacionalista el conflicto político: reformistas contra conservadores. Sin embargo, debido a la descentralización extrema del país balcánico, que ha propiciado la creación de las poderosas oligarquías locales, cualquier alianza entre los conservadores y los demócratas supone la profundización de las divisiones étnicas. En la situación actual de Yugoslavia, una opción política viene identificada con un programa étnico (nacional). La posible escisión en el congreso de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, en enero de 1990, entre el Occidente democrático y el Este dogmático, no representaría un paso hacia el pluralismo sino un paso hacia la desintegración.

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