_
_
_
_
_
FRANCIA ELIGE PARLAMENTO

Apuntando al centro

Lluís Bassets

Las actuales elecciones legislativas, a diferencia de las dos anteriores de 1981 y 1986, no se han celebrado bajo el signo del cambio político. En 1981 fue la propuesta. de "ruptura con el capitalismo" y los deseos de cambio respecto a la presidencia de Giscard d'Estaing los que llevaron a los socialistas al poder. En 1986, por el contrario, fue la restauración la libertad económica y el fin de los ensueños socialistas los que permitieron la aparición de un nueva mayoría de derechas, que ha gobernado dos años.En los actuales sufragios, los dos grandes bloques políticos, la izquierda socialista y el centro-derecha, utilizan el mismo lenguaje, centrado en la necesidad de una apertura política que permita gobernar a Francia más al centro y superar la división tradicional hasta ahora. Son, pues, las elecciones de la desilusión y de la superación de los grandes proyectos de cambio de sociedad. Pero a la vez, también son las auténticas elecciones del cambio, pues significan el fin de las tradiciones políticas y electorales más arraigadas en la V República.

Más información
La larga marcha de los socialistas hacia la hegemonía
"Se acabó la política"

Consagran la marginación parlamentaría del Partido Comunista (que no obtendrá grupo propio) y la circunscripción del gaullismo a una fuerza sin posibilidades de vertebrar la vida política, reducido al papel de partido conservador, sin apenas elementos de populismo. El Partido Sociata, en cambio, queda plenamente consolidada como la gran fuerza hegemónica, extendida desde el centro hasta la izquierda, y capaz de organizar la vida política francesa durante un período que los propios conservadores auguran como muy largo.

la derecha se rompe

Las grandes modificaciones en el sistema de partidos y en las alianzas deberá producirse a partir de hoy, entre las dos vueltas de las elecciones, y terminará prácticamente dentro de un año con las municipales. En todo este tiempo la actual coalición de centro-derecha se verá impulsada a dividirse en dos fragmentos, uno en la derecha de la derecha, formado por los neogauilistas del RPR (Asamblea para la República), a los que se puede juntar el Partido Republicano de François Leotard, y otro a la izquierda de la derecha, donde pugnarán varias personalidades, Valéry Giscard d'Estaing y Raymond Barre principalmente, por organizar una fuerza centrista capaz de apoyaro incluso coligarse con los socialistas, pero capaz también de organizar una oposición constructiva, alejada de las veleidades de frente conservador en alianza con la ultraderecha.

En el Partido Socialista, en cambio, la amplitud de su abrazo ideológico puede ser origen de tensiones nuevas, entre los partidarios de preservar una cierta identidad socialista y los de avanzar hacia una estructura análoga a la del Partido Demócrata norteamericano. Un primer combate entre ambas tendencias se produjo en la semana posterior a la elección de Mitterrand, cuando dos ex primeros ministros socialistas, Laurent Fabius y Pierre Mauroy, se enfrentaron por la secretaría general del partido.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_