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'El Pirri" aparece muerto por sobredosis en Vicálvaro

José Luis Fernández participó en películas representando siempre a delincuentes o marginados juveniles

Minutos después de las diez de la mañana de ayer, un transeúnte telefoneó a la policía. Acababa de descubrir, en un descampado de la carretera de Vicálvaro a San Blas, el cadáver de un joven tendido en el suelo con una aguja colgando del brazo, una papelina vacía en la mano derecha y dos más junto a él. Según la policía, José Luis Fernández, el Pirri, de 23 años, falleció por sobredosis de heroína. Los que le conocían afirman que el Pirri, que participó en películas de Gutiérrez Aragón, Carlos Saura y Eloy de la Iglesia, entre otros, y que últimamente colaboraba como crítico de cine en el programa de televisión Querido Pirulí, estaba harto de representar siempre el mismo papel.

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El Pirri quería una moto nueva desde hace unos meses, desde que conoció a su pivita, aseguraba que lo había dejado. En el programa de TVE Querido Pirulí todos le querían. Por eso, Fernando G. Tola, el director, cuando le vio con la pivita y con la ilusión por la moto. para moverse con ella y quitarse de la calle, le animó cuanto pudo. Le animaron todos a que dejara a los amigos de su barrio de San Blas y aceptara la oferta de publicidad que le habían hecho: grabar una anuncio contra la droga.El año pasado, el Pirri se levantaba tarde. Desayunaba mucho y se iba andando desde su barrio, San Blas, hasta los estudios de la cadena SER, en la Gran Vía, donde participaba diariamente en un programa de radio. Según Fernando G. Tola, director de Toladiario, su obsesión era el tiempo libre. "Se venía andando para matar el tiempo, para no pensar en otra cosa o encontrarse a otra gente. Algunas vez le vimos con heridas o rozaduras en los pies. Su obsesión era estar todo el día ocupado".

El 5 de julio del año pasado, a las 17.15, según el acta de procesamiento, el Pirri y otro amigo conminaron a un viajero en la línea 8 del metro a que les entregara lo que llevara.

"Sorprendentemente", afirma el abogado defensor del caso Mariano Benítez, "el Pirri no se bajó, sino que siguió en el vagón". Al llegar a la estación de Plaza de Castilla, el viajero avisó a los vigilantes jurados, quienes detuvieron al Pirri y recuperaron el botín: 1.400 pesetas y un sello de alianza.

Benítez encontró al Pirri en la comisaría y le habían dado. "No una gran paliza, pero sí que le había, pegado bien porque, al parecer, había insultado a la policía, aunque él afirmaba que sólo se quejó del trato de los vigilantes jurados del metro. Iba desarmado". Su obsesión era no entrar en Carabanchel. En la comisaría, el Pirri intentó abrirse las venas con el cristal de unas gafas. El Pirri estuvo 15 días en Carabanchel, y el juicio estaba a punto de salir, informa el abogado. "Es la única vez que faltó al programa", dice Tola. Según la policía, "José Luis Fernández Heguía, alias el Pirri, tenía cinco detenciones por robos con fuerza y robos con violencia.

Cariño y ternura

Hasta los 14 años, el Pirri -recibió este apodo porque le gustaba el fátbol. y jugaba con una camiseta blanca y con el número 4- era un chico más de su barrio. Un día apareció un tipo y le propuso participar en una película de Eloy de la Iglesia. Según declaró a El País Semanal en una entrevista publicada el año pasado, el Pirri contestó: "Si te estás quedando conmigo, mira que te busco y te doy un curro".Para Gutiérrez Aragón, director de Maravillas, la primera película en la que representó un papel importante, el Pirri era un actor disciplinado. "Producía cariño y ternura a pesar de que su rostro era evidentemenmte duro". El Pirri siempre representó papeles de marginados o jóvenes delincuentes. Participó, además, en películas como Sé infiel y no mires con quién, Mientras el cuerpo aguante, La mujer del ministro, Colegas, Deprisa, deprisa y El juego más divertido. Emilio Martínez Lázaro, director de esta última película, también la última que rodó el actor, destaca la facilidad para interpretar y la disciplina del joven actor.

"Desde pequeñito empecé a probarlo", declaró el Pirri a El País Semanal. "Luego, sin darte cuenta, estás enganchado. Hasta que vi que eso no era plan. Estaba hecho polvo y me encontraba fatal. Y luego, mis abuelos, siempre amargados, siempre sufriendo por mí. Todo lo contrario a lo que veo ahora. Es que la droga te guía todo. No eres persona. Quien esté en esto y diga que es persona, miente".

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