Silencio
Entre los firmantes del manifiesto de Villanueva está el asesor taurino del Ministerio del Interior. El asesor firma -y, por tanto, respalda- las ¡inportantísimas conclusiones a que han llegado los veteninarios sobre el fraude en la fiesta, pero no responde cuando el periodista le pide la relación de sanciones por afeitado.El silencio del asesor es el silencio de la Administración, a algunos de cuyos representantes se refiere una reveladora sentencia de la Audiencia Nacional, para enumerar sus irregularidades acerca de los exámenes de astas, que favorecen la proliferación y la impunidad de la picaresca.
No menos grave es el silencio de la Unión de Criadores de Toros, que no adopta medidas para evitar los atentados contra la integridad de las reses, mientras se vuelca en defensa de los ganaderos sancionados por estas culpas.
En medio de tanto silencio, los veterinarios se ven obligados a actuar prácticamente sin apoyo; defendiendo su dignidad de las presiones a que les somete el cúmulo de intereses que se mueven en el espectáculo taurino; sin posibilidad de atajar el fraude, por la inexplicable pasividad de la autoridad ante este problema.
El manifiesto de Villanueva reclama medios e independencia para acabar con el drogado y afeitado de los toros. Los facultativos que reconocen el ganado saben que esto sucede y lo denuncian con claridad y valentía. A partir de aquí, el silencio de quienes están obligados a combatir la corrupción equivaldrá a connivencia. Hay demasiado escándalo para que nadie pretenda hacerse el sordo.
