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VUELO CON RETORNO

"¡Así no, de esta forma no!"

Una voz gritó aterrada desde el interior del avión. Un empleado de Iberia exclamó: "¡Así no, de esta forma no!". Los demás pasajeros que aguardaban en Copenhague para tomar el vuelo de la compañía española hacia Barcelona fueron retenidos en el túnel que llevaba a la puerta delantera.A través de las puertas de cristal vieron cómo un hombre y una mujer eran sacados del avión por la puerta situada en la cola e introducidos en una ambulancia bajo escolta policial. Tras un retraso de tres horas, los pasajeros pudieron subir a bordo. El hombre y la mujer estaban de nuevo en su interior con sus muñecas vendadas.

Cinco policías daneses escoltaban a los dos accidentados y a otras tres pasajeros iraníes, entre ellos dos niños de corta edad. En una de las salas de espera del aeropuerto, un hombre, Habibollah Nikkhoa, pidió ayuda a uno de los pasajeros del vuelo. Le entregó un mensaje escrito en farsi y otro en inglés y algo de dinero para su hermana Roghijeh Nikkhou, una de las dos mujeres expulsadas.

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La vigilancia "brusca" (según un pasajero) de los cinco policías daneses que acompañaron a los expulsados, impidió que se pudiera cumplir el recado. Según declararon a este periódico testigos de los hechos, miembros de la tripulación de Iberia expresaron su disgusto por el trato de los policías daneses a los iranies, a los que oyeron gritar para pedir ayuda poco antes del frustrado suicidio.

Según explicó telefónicamente a este -periódico Habibollah, que obtuvo hace dos años el estatuto de refugiado en Dinamarca su hermana había llegado dos días antes al aeropuerto de Copenhague. Allí logró entrar en contacto con él por teléfono para comunicarle que las autoridades danesas no le permitían abandonar el aeropuerto de Copenhague, adonde había llegado junto a su hijo de dos años, Mohamed.

"Dadas las dificultades para comunicar con Irán no tengo datos sobre las circunstancias de la fuga de mi hermana", explicó Nikkhoa. "Lo único que sé es que llegó a Estambul, dónde consiguió un pasaporte falso; su marido murió y, además de a su niño sólo me tiene a mí; por eso pide asilo en Dinamarca y no en España". Roghijeh permaneció tres años en las cárceles iraníes, donde "fue sometida a tortura". "Lo que es seguro", afirma Habibollah, "es que si la entregan a Irán, volverá a la cárcel".

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Según fuentes policiales españolas, el grupo de expulsados no tiene autorizada su entrada en España, por lo que se hallan bajo custodia policial en la sala de tránsito internacional del aeropuerto de Barajas, de Madrid, a la espera de que les sean facilitados los pasajes en el primer vuelo hacia Estambul de la compañía Iberia, el próximo domingo. Los cinco policías daneses se alojan en un hotel de Madrid.

A la policía española

Habibaollah Nikkhoa entregó a un pasajero un mensaje de su hermana en inglés para a la policía española: "Yo, Roghijeh Nikkhoa, de nacionalidad iraní, llegué a Copenhague el 14-12-1987. Innmediatamente, pedí refugio. Desgraciadamente, debido a que mi avión había parado en Barcelona, no aceptaron mi petición y me deportaron aquí [Madrid]. Como mi hermano está refugiado en Dinamarca no quiero quedarme en España. Por favor devolverme a Dinamarca. Gracias.

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