Estranguladores de lujo
El espectáculo de David Bowie tiene todos los ingredientes que suelen dar buen resultado para mantener la atención del público. En estas épocas, un concierto de rock ya no puede ser sólo un concierto de rock, salvo que sea musicalmente extraordinario, y eso es muy raro. En todo caso, Bowie, que ha sucumbido durante su larga carrera a la tentación de todas las artes del espectáculo, ha hecho finalmente lo que quería, una especie de obra de arte total, echando mano de todos los medios que la nueva tecnología y las más antiguas artes le proporcionan. Entra ya en un género con elementos comunes a la ópera, pero sin que esa deuda asome por ningún lugar.En su último álbum, Bowie incluye temas en los que se habla del racismo, de la violencia, del amor. En escena, los bailarines son acróbatas, actores y luchadores. En las coreografías aparecen elementos y recursos de las modas que han impuesto videoclips y obras teatrales de vanguardia, una estética de la supervivencia después de la catástrofe.
Junto a estos elementos no desentona en absoluto la atmósfera enrarecida que rodea al grupo invitado en la gira española de Bowie: los Stranglers, unos estranguladores de lujo. Este grupo británico, formado hace 12 años y uno de los más conocidos inspiradores de la música punk, vuelve a Madrid. Ellos estuvieron en esta ciudad hace algunos meses invitados por TVE para grabar un par de programas de La estación de Perpiñan. Han editado un álbum de este concierto, cuya primera parte fue emitida el jueves pasado y vimos a unos Stranglers con bombín. Una música que sólo en ciertos momentos recuerda la agresividad de época punk y que se ha decantado visiblemente hacia el pop. Junto a ellos, y mientras esperamos que anochezca para que se despierte la araña, actuarán los españoles Aviador Dro y sus Obreros Especializados.
