La ruina de Granada la bella
El gran escritor soñaba, poco antes de su suicidio, con una Granada que supiera armonizar lo mejor de sus costumbres y tradiciones con las exigencias de la vida contemporánea. "Mi Granada no es la de hoy", afirma, "es la que pudiera y debiera ser, la que ignoro si algún día será".Por lo que toca al paisaje urbanístico de Granada se puede decir, 90 años después de escritas estas palabras, que el desastre ha sido casi total.
En vez de ampliar la ciudad hacia los secanos de la Cartuja, donde sobraba espacio, las autoridades franquistas permitieron que Granada se metiera cada día más en la Vega, culminándose el proceso con la construcción de la horrenda barrera de altos bloques de pisos que bordea el camino de Ronda. Así se han roto históricas perspectivas, perdidas para siempre, y se ha dislocado aquel lento fundirse de Granada con la Vega, entre acequias y huertas, que fue uno de sus mayores encantos. Mirando hacia la Vega hoy desde la colina de la Alhambra se puede apreciar toda la miseria de lo que se ha cometido con Granada.
Jamás será posible perdonar a los políticos y especuladores que hicieron posible la destrucción de lo que fue maravilla del mundo.
Reconociendo que las autoridades de la transición no fueron los responsables de tal crimen contra toda norma de belleza, y que el reciente mandato del PSOE en el Ayuntamiento granadino, bajo el alcalde Antonio Jara, ha tenido algunos aciertos en lo que se refiere a la política urbanística interior de Granada, es no obstante un hecho que, gracias a decisiones de tal Ayuntamiento, la relación de la ciudad con la Vega parece abocada a un progresivo deterioro.
Existe el plan, aprobado y ya iniciado, de construir otra vía de circunvalación en la Vega, más allá del camino de Ronda, vía qué, pese a las afirmaciones del Ayuntamiento previo, tendrá forzosamente el efecto de que se urbanicen terrenos clasificados como "no urbanizables" con los lamentables resultados consiguientes.
Prueba de ello es que ya se han empezado en el borde de la ciudad las obras de Hipercor, SA, filial del Corte Inglés.
Degración de la Vega
La segunda vía de circunvalación -si no nos remedia Dios, la Junta de Andalucía o alguna intervención extraterrestre- pasará, elevada ' sobre un vulgar scalextrie, no lejos de la Huerta de San Vicente, salvada gracias a protestas nacionales e internacionalles en 1975 y adquirida a la familia García Lorca hace unos años por el Ayuntamiento de Granada. Hoy, la Huerta es un museo dedicado al poeta, que allí escribió algunas de sus obras inmortales, entre ellas Bodas de sangre.
Parece mentira que ahora, con la excusa de aliviar los problemas de tráfico rodado que padece Granada, haya que recurrir a, una solución que no sólo contribuirá aún más a la degradación de la Vega, sino también a la de una casa famosa en el mundo entero por su significación cultural.
¿Vale la pena esperar que el nuevo Ayuntamiento, sea quien sea su alcalde,. someta el Plan General de Ordenación Urbana de Granada (1985) a un profundo examen, antes de que sea demasiado tarde, y que la Junta de Andalucía tome cartas en el asunto, como ya hizo con tanta eficacia cuando fue cuestión de la proyectada, urbanización de terrenos cercanos a la Alhambra (los Alixares)?
Quisiéramos creer que sí. Granada, aunque ya herida de muerte, sigue siendo patrimonio universal. Que por lo menos se salve lo que queda de su antiguo esplendor.
