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Haughey se quedó a tres escaños de lograr la mayoría absoluta en Irlanda

El Fianna Fail (en gaélico Soldados del Destino) obtuvo ayer una victoria apretada en las elecciones generales de Irlanda, que obligará a su líder, Charles Haughey, a un pacto con los independientes para lograr su investidura como primer ministro el próximo 10 de marzo, fecha de la reanudación de las sesiones parlamentarias. El Fianna Fail, un nacionalismo de centro-derecha y de corte populista, se quedó a tres escaños de la mayoría absoluta.

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La tercera no ha sido la vencida

El resultado de las elecciones, que reflejan el voto popular más bajo alcanzado por el Fianna Fail desde 1961, confirmó, por otra parte, el derrumbamiento previsto de los partidos integrados en la coalición gubernamental, en el poder desde finales 1982, el Fine Gael (el Clan de Irlanda), del taoiseach (primer ministro) saliente, doctor Garret FitzGerald, y el Laborista, cuyo líder, Dick Spring, salió elegido a duras penas por la exigua mayoría de cuatro votos.Los Demócratas Progresistas -un partido fundado por el antiguo ministro del Fianna Fail Desmond O'Malley, por desavenencias con Haughey, y que participaba por primera vez en las elecciones- y el Partido de los Trabajadores -un grupo marxista-leninista, heredero de la rama oficial del Ejército Republicano Irlandés (IRA), extinguida en 1969- fueron los verdaderos triunfadores de las elecciones.

Los Demócratas Progresistas no sólo saltaron de 5 a 14 escaños, sino que consiguieron desbancar a los laboristas como tercer partido de Irlanda, aunque todavía sea demasiado pronto para saber si se van a consolidar en esta posición o si su éxito parlamentario es momentáneo y se debe sólo al deseo del electorado de castigar al Gobierno saliente. Por su parte, el Partido de los Trabajadores dobló su representación parlamentaria de dos a cuatro diputados.

A pesar de haber conseguido pasar de 75 a 81 diputados, el Fianna Fail expresó por boca de su líder su decepción con los resultados, al no haber alcanzado la mayoría absoluta, una aspiración permanente expresada por Haughey a lo largo de toda la campaña. "Hay que reconocer que hubiéramos estado mejor con más tropas", manifestó el líder del Fianna Fail. En cuanto a porcentajes, el partido de Haughey, heredero de la gran tradición nacionalista y republicana de Eamon de Valera y Sean Lemass, sufrió una baja del 1,1% en comparación con el 45,3% conseguido en las últimas elecciones.

El Fine Gael sólo llegó a los 52 diputados, una baja de 18 con relación a las elecciones de 1982, y su porcentaje se quedó en el 27,2%. Los laboristas, con 11 diputados, perdieron cinco y sólo alcanzaron un 7,5% de los votos, mientras que los demócratas progresistas rozaban el 12%, lo que les dio 14 diputados, y el Partido de los Trabajadores pasaba de dos a cuatro escaños (es curioso resaltar que la práctica totalidad del 12% del voto obtenido por los demócratas progresistas corresponde a antiguos votos del Fine Gael).

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Derrota del Sinn Fein

Por su parte, la derrota del Sinn Fein (Nosotros Solos) -el ala política del IRA provisional, que, por primera vez desde la independencia, había decidido tomar posesión de los escaños si salía elegido en alguna circunscripción- fue absoluta. El Sinn Fein no consiguió ni siquiera un diputado en los distritos fronterizos con el Norte. Su líder, el norteño Gerry Adams, achacó el fracaso, entre otras cosas, a la prohibición que pesa a los partidos que, como el Sinn Fein, defienden el empleo de la violencia para conseguir sus fines, de poder acceder a la radio y televisión públicas.Las elecciones han puesto una vez más de manifiesto la singularidad de la situación política irlandesa, única en Europa. A pesar de una profunda crisis económica, que ha convertido a Irlanda en el enfermo de Europa, la izquierda ha vuelto a fracasar en esta nueva confrontación electoral, como ocurre desde la independencia del país, en 1921.

Los partidos que representan el centro, el centro-derecha y la derecha económica -el Fianna Fail, el Fine Gael y los Demócratas Progresistas- han alcanzado un total de 147 diputados, frente a los sólo 15 que suman juntos los Laboristas y el Partido de los Trabajadores. En un país donde el paro es, junto al de España, el más alto de los países del Mercado Común y donde más de 30.000 jóvenes se ven obligados a emigrar anualmente en busca de trabajo, la clase trabajadora ha vuelto a dar su voto al Fianna Fail, creyendo, una vez más, el mensaje de esperanza que el partido lleva repitiendo durante años.

Clientelismo

Igualmente, los comicios han puesto de manifiesto la continuación de la política del clientelismo y las familias políticas que han presidido la batalla por el poder desde que se inició la lucha por la independencia, en el año 1916.Todos los principales líderes de los partidos políticos irlandeses son herederos o cabezas de dinastías políticas. Así, Garret FitzGerald es hijo de un antiguo ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa; Charles Haughey es suegro del ex primer ministro Lemass y ha presentado candidato a diputado en estas elecciones a su hijo Sean, aunque éste no haya sido elegido, y Desmond O'Malley continúa representando en la Cámara un escaño que había sido defendido antes por un tío suyo.

Por su parte, una nieta de De Valera ha sido elegida diputada, mientras que un nombre legendario en la política irlandesa -Cosgrave- no ha servido para que el nieto del primer jefe de Gobierno irlandés consiga un escaño.

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